Paraíso, Tab.— A diferencia de la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), a la que asistieron más de mil 400 invitados, la de la refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco, solamente fue para un selecto grupo de funcionarios del gabinete, empresarios, legisladores, gobernadores y presidentes municipales.
Bajo un calor extenuante, el pueblo de a pie, la base simpatizante, los lopezobradoristas, tuvieron que conformarse con ser espectadores detrás de las rejas del nuevo complejo petrolero.
Únicamente vieron pasar a ese selecto grupo de asistentes que con invitación y lista de por medio ingresaban a las instalaciones de Pemex. Muchos se quedaron con las ganas de ver al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Entre los pocos trabajadores de Pemex, resaltó el líder del gremio petrolero, el expriista Ricardo Aldana.
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Se trató del segundo acto más esperado después de la inauguración del AIFA, y no fue desaprovechado para el lucimiento de las corcholatas oficiales, las que aspiran a competir en 2024.
En el sentido que en su agua y con su gente, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, atrajo más reflectores y la atención, seguido de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, mientras que el canciller Marcelo Ebrard no acudió a la inauguración por padecer Covid-19.
“Diputado, ¿por qué no nos dejan pasar?, [López] Obrador dijo que la refinería era del pueblo”, exigió doña Asunción, quien acudió a la apertura del segundo proyecto más emblemático de la Cuarta Transformación.
Como Asunción, cientos de tabasqueños apostados en las puertas 1 y 2 y estuvieron más de cinco horas esperando la entrada del Presidente, quien ingresó por una tercera puerta sin que su gente pudiera saludarlo.
Tras dos horas de retraso, porque hizo un recorrido por el complejo petroquímico, López Obrador llegó acompañado de su esposa, la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, a la plaza de la transformación, donde el calor político se mezcló con 32 grados centígrados a la sombra.
Todos tomaron sus lugares. Claudia Sheinbaum se sentó atrás del Presidente, de su lado derecho, junto el secretario de Gobernación y una Rocío Nahle, titular de Energía, que no cabía de emoción por haber cumplido con el “encargo presidencial” de construir en tres años una de las obras emblemáticas.
Frente a ellos, en primera fila, los invitados especiales, Carlos Slim Helú, presidente de Grupo Carso, a quien López Obrador destacó porque es el empresario más “austero e institucional de México”.
Además asistieron Bernardo Gómez, de Televisa; Guadalupe Phillips, de ICA; Daniel Chávez Morán, asesor del Ejecutivo y director de Grupo Vidanta, y el presidente del CCE, Francisco Cervantes, así como empresarios de Estados Unidos, Canadá, Corea, entre otros países.
“Dos Bocas es un sueño hecho realidad”, aseguró el Mandatario, convencido de que se hizo lo correcto en su estrategia para lograr la soberanía energética del país.
Afuera, el calor político creció conforme pasaban los discursos. Como en cada acto donde se presenta el Presidente, no faltó la vendimia: peluches a 250 pesos, las gorras a 80 pesos, los sombreros a 50 pesos y los llaveros a 10 pesos. Había también tazas, sombrillas y hasta el libro escrito por López Obrador.
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Mientras afuera de las instalaciones únicamente vendían aguas, refrescos y paletas de sabores, a los invitados se les sirvió manea frita, marqueta de frijol, tambores de plátano, tortilla chontal para entrar en apetito y como platos fuertes: horneado tradicional, picadillo de pavo, enchiladas, pejelagarto asado y minilla de pejelagarto con tostones de plátano frito.
A las mantas de “Bienvenido presidente Andrés Manuel López Obrador” y las frases más usadas por el Ejecutivo escritas en cartulinas como “Amor con amor se paga”, ahora su sumaron “Adán Augusto va” en —al menos— cinco puentes peatonales en los 74 kilómetros de carretera de Villahermosa al nuevo complejo petroquímico de Pemex.
“No las he visto, apenas, ni siquiera sé dónde están”, expresó de buen humor el titular de Gobernación sobre las mantas espectaculares pero anónimas que lo candidatean para 2024, antes de comenzar la celebración.
A petición de los fotoperiodistas se tomaron la placa del recuero los gobernadores de Oaxaca, Alejandro Murat (PRI); de Veracruz, Cuitláhuac García; de Campeche, Layda Sansores; la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum; la titular de la SEP, Delfina Gómez; el director de la SICT, Jorge Arganis, y el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón.
Fue una tarde calurosa donde únicamente un grupo selecto conoció la primera etapa de la segunda obra insignia de la Cuarta Transformación, y cuyos reflectores se centraron en Adán Augusto López, con su agua y con su gente de Tabasco.
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