A inicios de 2022, Jordi, a quien le diagnosticaron esquizofrenia resistente hace 10 años, aún era un joven cariñoso que se valía por sí mismo a pesar de su padecimiento. Pero empezó a resentir la escasez de medicamentos siquiátricos con la falta de clozapina, misma que tomaba cuatro veces al día para mantenerse estable.

Esa falta de medicamento originó lo que Ximena, su hermana mayor, dice es una pesadilla. Hoy, Jordi presenta daño neurológico y se encuentra internado en el Hospital Juárez desde el pasado 10 de mayo.

Jordi comenzó en la adolescencia a presentar síntomas, que según sus médicos eran depresión, por lo que sólo era atendido por un sicólogo. “Pero sus cuadros se fueron haciendo más intensos; dejó la escuela y a los 16 años ingresó al Hospital Psiquiátrico Infantil, donde lo comenzaron a tratar. Cuando se presentó la enfermedad de forma intensa decidimos llevarlo al Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez, donde dedujeron que su padecimiento se trataba de esquizofrenia resistente”, cuenta Ximena.

Lo comenzaron a tratar con risperidona, quetiapina, valproato, entre otros. Y hace seis años empezó con clozapina.

“Nos dijeron que la clozapina era un medicamento de última generación. Mi hermano ya había pasado por muchísimos medicamentos y con la clozapina vimos mejoría. Durante el tiempo que lo tomó no tuvo ningún cuadro sicótico. Tenía una vida perfectamente funcional”.

Ximena cuenta que el primer desabasto de clozapina fue hace dos años y en abril pasado se volvió a presentar la escasez. Jordi tomó su última dosis de clozapina justo en ese mes.

En 2022, el siquiatra de Jordi comenzó a bajarle la dosis de clozapina porque ya se empezaba a notar la escasez. “Jordi estaba bien. Se quedó sin clozapina el 28 de abril porque no había en ninguna farmacia. Tres días después, le sobrevino un cuadro sicótico que lo puso bastante agresivo”, comenta Ximena.

El joven fue trasladado de urgencia al hospital y desde ese día comenzó a ponerse grave.

Ximena narra que han sufrido un calvario porque la falta de su medicamento provocó que Jordi fuera de hospital en hospital, se contagiara de neumonía y estuviera intubado en dos ocasiones. Hoy, el joven presenta daño neurológico y su cerebro responde sólo en 20%.

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