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Pese a la pandemia por Covid-19, cientos de personas acudieron a las iglesias del Centro Histórico de la capital del país para celebrar el Domingo de Ramos.
En el templo de San Hipólito, decenas de personas se dieron cita para la misa, como sucede el 28 de octubre, día en que devotos de San Judas Tadeo acuden a rendirle tributo.
Desde temprano los creyentes acudieron al templo, por lo que fue necesario colocar vallas y hacer fila, la cual abarcó hasta la primer calle. Fernando fue uno de los feligreses que celebró el Domingo de Ramos, quien, con su figura de San Judas, acudió desde la alcaldía de Iztapalapa al templo como lo ha hecho cada 28 de marzo durante 26 años. Lo hace por una manda que tiene con su hermano que falleció en la cárcel.
“Yo no tengo problema con la pandemia, cada quien que crea lo quiera, mira yo soy seropositivo desde hace 16 años y según tengo alto riesgo [de empeorar] si me contagio, y ve, no me ha dado nada, además para mí es muy importante mi fe”, explicó.
A la Catedral Metropolitana llegaron feligreses en espera de que les bendijeran sus palmas. En el acceso principal, dos elementos de la Guardia Nacional se encargaban de tomar la temperatura y ya dentro del recinto un despachador automático ofrecía gel antibacterial.
“La fe es la misma, con pandemia, sin virus y este año al menos pudimos venir a que nos echaran agua bendita en las palmitas, porque hace un año ya estábamos encerrados y ni cómo hacerle, pero como ciudadanos no hay que bajar la guardia, porque si no, nos van a meter a nuestras casas de nuevo y no importa si tenemos la vacuna o no, todos hay que usar el cubreboca y el gel”, contó Lucía, vecina de la alcaldía de Cuauhtémoc, quien a sus 65 años espera que la próxima semana la vacunen.
Afuera de la catedral, una señora que vendía palmitas le pidió a seis policías, con súplicas, que no le quitaran su mercancía.
“Si no tienen permiso para vender, no pueden estar aquí, no importa si es poca o mucha mercancía, la venta es ilegal”, afirmó un uniformado.
La vendedora le contestó que hace un año no pudieron vender debido al confinamiento y este año el semáforo naranja en la Ciudad de México dio la oportunidad de ofrecer sus productos.
“Ha sido un año muy difícil, en 2020 no pudimos vender porque llegó el Covid y ahorita estamos en naranja, si nos quita la mercancía, es peor que un día perdido”, dijo la mujer.
Tras el alegato, los uniformados decidieron dejar ofrecer la mercancía a los vendedores de palmas por el Domingo de Ramos, pero les pidieron retirarse antes de las 15:00 horas.