Guadalajara, Jal.— Con asperezas limadas, incluso con discursos en los que se llamó al respeto y a la tolerancia, a la conciencia de que esta feria es resultado de un proceso de relación entre una universidad pública y el gobierno del estado, y el compromiso de parte del gobierno de Jalisco de que prevalecerá una “franca colaboración basada en el respeto legítimo”, arrancó ayer sábado la 37 Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, cobijada por la figura de su fundador Raúl Padilla —a quien se dedica esta edición—, y también con una reconexión en el ámbito político y cultural entre la Universidad de Guadalajara (UDG), que la organiza, y el gobierno de Enrique Alfaro.

En la ceremonia inaugural, marcada por el luto debido a la muerte, en abril pasado, de Raúl Padilla, y el homenaje al gestor, de parte del rector de la UDG, Ricardo Villanueva Lomelí, y de Marisol Schulz, directora y presidenta en funciones de la FIL, también se celebró la diversidad de culturas que impone la Unión Europea, como invitada de honor, y el valor de la poesía, de la que habló la poeta mexicana Coral Bracho en su discurso de recepción del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2023.

“Si algo necesitamos en este momento de la historia de la humanidad es una nueva manera de ver. Una capacidad analítica y crítica que nos permita encontrar soluciones que beneficien a todos los seres humanos, y una conciencia ética que ponga el bienestar de todos y la conservación de la vida en nuestro planeta por encima de las posibles desmedidas ganancias económicas”, afirmó Bracho luego de recibir el premio de manos del rector.

Con su discurso arrancó la feria, que concluirá el próximo 3 de diciembre, con la participación de 650 escritores de 43 países.

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