Especialistas de seguridad e internacionalistas ven inminente una posible incursión de las fuerzas armadas de Estados Unidos a México, pero refieren que podría haber una opción: el cabildear con republicanos y demócratas para tratar de que no se apruebe declarar a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas extranjeras, luego de que lo dio a conocer el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
Armando Rodríguez Luna, integrante del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (Casede), señala que el gobierno mexicano debe desarrollar una estrategia de cabildeo con la Cámara de Representantes y el Senado abordando diversos temas.
“Uno de ellos, evidentemente, es evitar que se apruebe una legislación que designe a las organizaciones criminales mexicanas como grupos terroristas, pero también hay otros temas, particularmente el de migración; es decir, se requiere realizar un cabildeo estratégico en los dos temas claves que Trump ha puesto sobre la mesa: migración y seguridad.
“El tema del tratado de libre comercio es distinto porque se va a llevar a cabo en 2026, aunque sabemos que en este tiempo se han efectuado conversaciones para establecer cuáles serían los puntos clave de negociación”, asegura Rodríguez a EL UNIVERSAL.
Abunda que el T-MEC tiene su propia dinámica, pero el tema de las fronteras en materia de seguridad y migración sí es algo que puede el gobierno mexicano plantear a partir de una estrategia de cabildeo.
El especialista en seguridad nacional remarca que no es algo nuevo realizar cabildeo, porque se hizo en los años 90 en el desarrollo de las negociaciones para el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Comenta que, en aquel momento, el entonces gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari contrató despachos en Estados Unidos para cabildear en el Congreso estadounidense.
“Entonces, se podría retomar. Es necesario hacerlo, porque el tiempo es nada y parece que Trump va a tomar medidas inmediatas a partir de que asuma el cargo el 20 de enero”, precisa Rodríguez Luna.
José María Ramos García, investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte (Colef), expresa que todavía se puede cabildear porque Trump no ha iniciado funciones y se debe identificar a los actores clave.
“Por ejemplo, Marco Rubio, que se va a desempeñar como secretario de Estado de Estados Unidos, es una persona conciliatoria; también Christopher Landau, que fue designado como subsecretario de Estado, puede ser otro actor importante en la materia.
“Landau fue el embajador de Estados Unidos en México con Trump, entonces es una persona a la que le gusta la cultura mexicana, muy negociador; por lo tanto, sí existen las condiciones, el punto es identificar esos actores tanto en el Congreso como en el sector empresarial”, considera el especialista en gobernanza, políticas y planeación estratégica para el desarrollo.
El investigador agrega que ambos están a favor de la negociación y no a todos les conviene tener este tipo de problemas, e insiste en que todavía hay tiempo, “prácticamente un mes; el tema es que se hagan las acciones correspondientes”.
Ramos subraya que en principio la declaratoria es en territorio de Estados Unidos, aunque la mayor parte de los grupos delictivos, como el Cártel de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, son mexicanos, pero se trata de una acción en terreno de Estados Unidos.
Al preguntar a qué dependencia corresponde hacer estos acercamientos, el integrante del Colef indica que es a Relaciones Exteriores y consulados.
“Se debe identificar a los actores, existe una cierta afinidad o, en su defecto, como lo hizo el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, plantear un encuentro. Tenemos vínculos importantes entre las economías y se justificaría la reunión, sobre todo por las narrativas que se han difundido”, sostiene el académico a El Gran Diario de México.
Eduardo Rosales, internacionalista y académico de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dice que el gobierno federal tuvo que haberse acercado hace tiempo a grupos de poder en Estados Unidos, no sólo a los republicanos que están contra Trump, sino a grupos que tendrían influencia en el gobierno, es decir, a la disidencia republicana.
Señala que México, a través de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo o el secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, deberían estar proponiendo un plan como la Iniciativa Mérida, no esperar a reaccionar, sino más bien ser activos y no reactivos.
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“Si estamos esperando a lo que va a hacer Trump, no nos va a ir muy bien. Se tiene que proponer una nueva Iniciativa Mérida, tratando de atender todas aquellas debilidades que tenía la iniciativa, porque el Entendimiento Bicentenario francamente no sirvió. Tendríamos que tomar ventaja, adelantarnos y no esperar a que nos pongan los parámetros”, asevera.
Yuriria Rodríguez Castro, doctora en Ciencias Penales, explica que la reacción de México es sumamente visceral y de defensa nacionalista férrea y violenta de estilo “no vamos a permitir la intervención estadounidense”.
“Porque el populismo se caracteriza por prometer lo que no va a ser. Si acaso se da, ¿cómo se va a dar? Porque entonces tendremos que dar una respuesta en ese sentido… La clase política estaría en todo caso tal vez defendiendo a los grupos criminales de una condena por terrorismo o de una clasificación de terrorismo justamente por el grado de contubernio que hay, lamentablemente, entre algunas autoridades políticas y los grupos criminales”, puntualiza.