A las 11:09 horas de ayer, Evo Morales llegó a México; sólo unos minutos después, descendió del avión Gulfstream G550 de la Fuerza Aérea Mexicana. El canciller Marcelo Ebrard lo recibió, lo tomó de la mano antes de que el expresidente de Bolivia pisara suelo mexicano. Después lo abrazó, lo tomó de los hombros y palmeó su mejilla. Le hacía notar que se encontraba a salvo.
“¿Qué tal? Has de venir cansado, ¿no? ¿Cómo te sientes aquí en tu casa?”, fueron las palabras del secretario a Morales, quien ahora permanece en México con la condición de asilado político y bajo la protección del Estado mexicano.
Tras una intensa negociación diplomática del gobierno mexicano con diversos países de la región y un periplo que duró más de 10 horas, Morales Ayma llegó a la Ciudad de México. Desde aquí aseguró que su delito es ser indígena y haber implementado en su país programas sociales para los más humildes, en busca de igualdad y justicia.
La pequeña aeronave aterrizó en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México Benito Juárez detrás de un vuelo comercial que lo hizo apenas dos minutos antes. “Estamos muy agradecidos porque el Presidente de México me salvó la vida”, fueron de las primeras palabras de Morales en la escalinata del salón central de lo que era el Hangar Presidencial, hoy denominado Sexto Grupo Aéreo, ante la mirada del canciller Ebrard.
Acusó que el pasado domingo a un integrante de su equipo de seguridad se le intentó sobornar con 50 mil dólares para que lo entregara. “Quiero decir que gracias a México y a sus autoridades llegamos sanos. Quiero decir que mientras tenga vida seguimos en política, mientras tenga vida sigue la lucha y estamos seguros de que todos los pueblos del mundo tienen derecho a liberarse”, manifestó.
Fueron el general Miguel Eduardo Hernández, el teniente coronel Felipe Jarquín Hernández y el capitán Julio César Sánchez quienes comandaron el vuelo. Froylán Gámez, de la Subsecretaría para América Latina y el Caribe de la Cancillería mexicana, fue el encargado de ir por el boliviano.
Con lo puesto. Evo Morales llegó a México sin equipaje, vestido con un pantalón vaquero en color negro, una playera tipo polo azul y el evidente cansancio en su cara.
“El asilo que se le ha ofrecido a Evo Morales ha sido efectivo y ya está en tierras mexicanas, donde gozará de libertad, seguridad, integridad, protección a su vida, que son las causas que nos animan”, celebró Marcelo Ebrard.
La mirada del exmandatario reflejó el cansancio de tantas horas que le tomó llegar a México, pero también el pesar de haber tenido que abandonar su país. Bajó del avión apenas con unos portafolios cargados por sus dos colaboradores que salieron con él.
Con voz pausada, Morales, quien se mantuvo durante 14 años al frente del gobierno de Bolivia, expresó que consideró que en su nación se había acabado con la opresión, la discriminación, la humillación.
“Hermanas y hermanos, si algo de delito tengo es que es indígena Evo. Si algo de pecado tenemos con mi hermano vicepresidente es que hemos implementado programas sociales para los más humildes, buscando igualdad, la justicia. Yo estoy convencido que sólo va a haber paz cuando se garantiza la justicia social”, indicó.
Evo Morales pasó por migración, en donde se revisó su documentación y quedó constancia de que llegó como asilado político.
Al concluir, fue trasladado en helicóptero a un lugar no revelado por las autoridades.
En un video que grabó a bordo del avión y fue difundido por el canciller Marcelo Ebrard, Evo Morales agradeció al Presidente de México, al gobierno y al pueblo por salvarle la vida. “Muy agradecido con el hermano Manuel López Obrador y el gobierno y pueblo de México por salvarme la vida. Llegamos sanos y salvos”, mencionó.
El expresidente de Bolivia había pasado más de 16 horas a bordo de ese pequeño avión de la Fuerza Aérea Mexicano. Anoche durmió en territorio nacional.