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La muerte de Raúl Padilla López, ex rector de la Universidad de Guadalajara, creador de la Feria Internacional del Libro, en cuya figura descansó uno de los factores de poder más influyentes en Jalisco durante décadas (para algunos cacicazgo, para otros liderazgo moral), podrían mover el tablero político-electoral local en Jalisco, pero también en el ámbito nacional.
Aquí algunos escenarios:
Se disuelve la fricción que mantenía en conflicto al Gobierno del Estado y la Universidad de Guadalajara. ¿Esto quiere decir que el conflicto se consuma? No necesariamente, pero sí se abre una opción de paz, ya que quien asuma el mando del denominado “grupo universidad” podría encontrar más conveniente llegar a un acuerdo con el alfarismo (al menos una tregua que, a 20 meses de que concluya este sexenio, constituirá una paz de facto), que seguir las hostilidades y mantener un frente abierto cuando la energía del nuevo líder tendría que concentrarse en lo interno: mantener cohesión, y no en librar una guerra que, vista de fondo, ni siquiera es suya. Por su parte, en Casa Jalisco, esta puede ser la oportunidad de terminar con una guerra que no ha ayudado a la imagen del gobierno, por el contrario, le ha traído desgaste; particularmente con el segmento de nuevos votantes quienes, acaso por brecha generacional, nunca ubicaron en el exrector universitario al tirano que sus detractores buscaron revelar. Si el conflicto con las autoridades universitarias se extendiera, quizás la línea de desgaste para el gobierno local también se incrementaría, al ser la Universidad de Guadalajara una institución que goza de buena imagen pública entre los jaliscienses, y al ya no existir villano al cuál contraponerse.
El otro escenario a considerar es que, bajo la lógica de que la guerra contra el enemigo de fuera también cohesiona, el nuevo líder del grupo universidad busque legitimar su figura tejiendo una alianza con la que es hoy la segunda fuerza política en el estado: Morena. La aparente interlocución con quien apunta a ser la próxima candidata presidencial de la 4T, Claudia Sheinbaum, abriría la puerta a la consolidación de una fuerza opositora altamente competitiva en contra de MC en Jalisco. La disolución en automático de la fricción que significaba la enemistad pública de AMLO con quien fuera Presidente de la FIL, así como el pragmatismo político con el que históricamente se ha manejado el grupo cupular de la universidad, abonan en esta hipótesis. Pudiéramos ver —ahora sí— a un candidato universitario compitiendo, con las siglas de Morena, por la gubernatura.
¿Cómo impacta esto en el entorno electoral nacional? Para nadie es un secreto que la enemistad con Raúl Padilla López constituyó un común denominador entre Palacio Nacional y Casa Jalisco. Ese punto de encuentro hoy también queda disuelto.
Si el grupo político que representa a la universidad optará por el acercamiento con Morena, entonces habría un incentivo para que Casa Jalisco buscará adherirse al bloque opositor a fin de no dividir en tres el voto en Jalisco y, con ello, eliminar cualquier factor de riesgo para su permanencia.
Morena por su parte, vería cómo MC suma puntos importantes a la alianza opositora nacional, sin que ello sugiera —ojo, de momento— mayor peligro para ninguno de sus posibles candidatos o candidata… y con la opción, además, de poder disputar Jalisco con un candidato, sea de la Universidad de Guadalajara o incluso algún inconforme emecista que ofrezca al grupo universitario lo que con Padilla siempre, en mayor o menor medida, obtuvieron: Influencia.
Estratega en comunicación política @FueraDeLaTribu