La Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció que, tras la eliminación de las Escuelas de Tiempo Completo (ETC), los beneficios de ese programa, como los apoyos de alimentación y horario ampliado, se entregarán de manera directa a las madres, padres y alumnos; sin embargo, especialistas en educación y transparencia opinaron que el otorgar dinero no garantizará que los estudiantes de esos planteles tengan alimentos y mejores aprendizajes, ni que se frene la deserción escolar.
Además, coincidieron, puede darse un uso clientelar.
El anuncio de la SEP de entregar los apoyos directos, argumentó, será para evitar la participación de intermediarios o prácticas irregulares y advirtió que este programa eliminado se mantendrá en la estrategia de La Escuela es Nuestra (LEEN).
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De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), para 65.8% de las niñas, niños y adolescentes que acudían a esos planteles, los alimentos que recibían eran los primeros que consumían en el día. La estrategia, implementada en 2008 durante el sexenio del expresidente Felipe Calderón, beneficiaba a 3.6 millones de niñas, niños y adolescentes de más de 25 mil escuelas públicas de todo el país, pues ofrecían ocho horas de aprendizaje en las aulas y servicio de alimentos.
“El programa lograba reducir las brechas de aprendizaje entre estudiantes de distintos estratos socioeconómicos, además de ser un apoyo para las madres de familia, quienes contaban con un espacio seguro, la escuela, para dejar a sus hijos y poder trabajar.
“Darle el dinero a las familias en lugar de a las escuelas no resuelve el problema de aprendizaje. Para ello se requiere de programas enfocados en atender rezagos y en mejorar la calidad de la oferta educativa. El pretexto es mejorar la infraestructura, pero hay otras cosas urgentes que se están dejando. Es una decisión de alta rentabilidad política y que denota un desprecio por la evidencia”, dice Arcelia Martínez Bordón, académica del Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana.
Señala que el trasfondo de la entrega directa de recursos tiene como objetivo la rentabilidad política que busca el actual gobierno de Morena.
A su vez, Jacqueline Peschard, expresidenta del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, comenta que con la entrega de recursos a padres de familia se está tergiversando lo que es la esencia del programa. “Lo que se está haciendo es cambiar un programa de política pública de una institución educativa, por una beca o un recurso que se entregará directamente a los padres de familia, sin que haya ningún tipo de estructura institucional que asegure que ese dinero sirva para que haya una mejor educación para la niñez y que no exista abandono escolar”, dijo.
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Asegura que la nueva postura de la Secretaría de Educación Pública “tiene un sentido más de relación clientelar que de política pública”, y comenta que la entrega de recursos tendrá que traducirse en lineamientos específicos sobre cómo se canalizarán, cómo llegarán a los padres de familia y cuánto le tocará cada uno de los padres de esos estudiantes.
El coordinador de Anticorrupción y Educación de la organización México Evalúa, Marco Fernández Martínez, subraya que el anuncio de Educación Pública genera mayor incertidumbre.
Para el también exconsultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las autoridades de la SEP han evidenciado su desconocimiento sobre las Escuelas de Tiempo Completo, en las que, en su mayoría, las comunidades se organizaban para preparar los alimentos de niñas, niños y adolescentes.
Fernández Martínez señala que esta administración “sigue despreciando la evidencia, porque en el fondo lo que quiere es operar los programas bajo la lógica clientelar y no bajo la lógica de apoyar a la educación”.
Por su parte, María Marván Laborde, excomisionada del IFAI y exconsejera del IFE, explica que el Programa de Escuelas de Tiempo Completo no sólo se trataba de alimentar a los alumnos de los planteles, sino de apoyar a las mujeres trabajadoras del país y a sus hijos.
“Delfina Gómez Álvarez no está siendo empática con las miles de mujeres que diariamente salen a trabajar y dejaban a sus hijos en estas escuelas, porque son lugares seguros.
“Es muy probable que ahora muchas de estas mujeres tengan que reducir su horario de trabajo o buscar otro que les implique no laborar ocho horas para tener tiempo de recoger a sus hijos”.
En este sentido, expresa: “Estoy segura que para eso no habrá subsidio, por lo que muchas familias verán reducidos sus ingresos. Este también es un tema de género y me parece impresionante que la secretaria de Educación no lo entienda”.