Tijuana, BC.— ¡No están solos, no están solos! Se escucha desde el auricular de una de las decenas de reporteros que marcharon en Tijuana para exigir justicia por sus compañeros asesinados hace apenas una semana, una vez más resuena en su celular: ¡No están solos! Es el grito enardecido y solidario de cientos de periodistas que salieron en más de 35 ciudades del país en una movilización nacional.

Margarito Martínez un fotoperiodista y Lourdes Maldonado fueron asesinados a balazos con solo seis días de diferencia, ambos recibieron los disparos cuando se encontraban frente a su casa, mientras que “4-4” -el fotógrafo- fue atacado cuando subía a su carro para dirigirse a cubrir un evento, a Luby la mataron en el asiento del conductor.

Tras su asesinato de manera local reporteros y reporteras decidieron organizarse para protestar, la semana pasada realizaron una vigilia en uno de los monumentos conocidos como Las Tijeras pero este martes se unieron a un llamado nacional para manifestarse en contra de la violencia por ejercer su derecho a la libertad de expresión y a informar.

En esta ciudad, ubicada en el paralelo 32, la convocatorias fue abierta: la gente respondió. Concentrados en la glorieta ubicada en Zona Río, una de las principales arterias comerciales del municipio, no solo el gremio de comunicación llegó, al sitio también activaron activistas y familias, algunos solos y otros acompañados.

Una hora antes de arrancar la marcha rumbo al edificio de la Fiscalía General de la República (FGR) mientras un grupo de reporteras reparte entre todos un par de rosas blancas, elementos de la Fiscalía General del Estado (FGE) realizaba un cateo en el domicilio de la periodista asesinada, Lourdes Maldonado.

Los oficiales revisaban su casa para hallar indicios y mientras sus compañeros y los de Margarito Martínez se preparaban para avanzar en contingentes. A las 17:30 horas empezaron a avanzar en silencio, en honor a los reporteros que ya no podrán salir a las calles para contar historias.

Al llegar a las instalaciones de la FGR fueron distintos los periodistas que tomaron la palabra para comunicarse con quienes los acompañaron, el mensaje fue claro: no estamos solos. Se pidió justicia por los homicidios de Margarito y Lourdes, se exigieron mejores condiciones para trabajar y garantizar el libre ejercicio de la libertad de expresión.

Plantados a la entrada del edificio federal una de las reporteras recibe la llamada de otra periodista en Ciudad de México, uno de los sitios con mayor concentración, desde ahí con ayuda de equipo en el centro del país pudieron escuchar los testimonios del dolor de quienes perdieron a dos compañeros.

“Estamos conmovidos, esta protesta es por Mago y por Lourdes, es por ellos y por todos los que faltan, pero hoy no marchamos solo los reporteros aquí a nuestro lado también están todos los demás, la gente, hoy nos vivieron a acompañar”, se escucha decir a una de las periodistas en Tijuana, durante su enlace con los reporteros en México.

Antes de colgar, sin saber sus nombres ni cuántos son, lanzan un grito que se siente como caricia: ¡No están solos! No están solos! ¡No están solos! Junto a los periodistas que cargaban lonas con el rostro de Margarito y Lourdes, también estaban parados al pie de calle las familias de los reporteros.

Un hombre de casi metro y ochenta se abrocha la chamarra, ya oscurece y el frío arrecia. Está solo, pero no quita la mirada a una de las reportarás, uno de ellos se para a entrevistarlo y le pregunta su motivo para estar allí. Alza la mano u señala a una joven, es corresponsal de un nacional.

“Es mi hija, estoy aquí por ella y por todos ellos, los reporteros”.

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