La mañana del 14 de noviembre de 1921, a los pies del altar de la Virgen de Guadalupe, un hombre se acercó al atrio y colocó sobre él un arreglo de flores.
Minutos después, un estallido cimbró al recinto. Este acto dejó como consecuencia daños en el altar, candelabros y una cruz de bronce doblada; sin embargo, el atentado no produjo afectación alguna a la imagen de la virgen del Tepeyac.
Este hecho ocurrió hace 100 años en la antigua Basílica de Guadalupe. Desde entonces, feligreses y párrocos afirman que se trató de un milagro de la Virgen de Guadalupe.
La cruz de bronce, exhibida en la actual Basílica de Guadalupe, confirma el acontecimiento. Ahora se le conoce como el Santo Cristo del Atentado.
“Por supuesto que es un milagro, la Cruz del Atentado no es celebrar el hecho, celebramos cómo Cristo defendió a su madre. Celebramos el triunfo de Cristo.
El canónigo comenta que después de que ocurrió el atentado, la virgen tuvo que ser escondida en un ropero sacándola de la Basílica en una camioneta de mudanzas. Luego fue llevada a la casa de la familia Montiel, lugar donde fue custodiada y protegida.
“La Constitución de 1917 fue una constitución antieclesiástica; ahí pierde todo sentido la Iglesia. Desde ese momento todos los sacerdotes pasan a ser objetos de la misión, no ciudadanos, se nos negó la ciudadanía... La persecución cristera no se dio de 1926 a 1929, esa es la persecución armada; la persecución se dio desde 1910”, señala.
Afirma que durante ese tiempo hubo sacerdotes muertos, perseguidos y desaparecidos. Además, se registraron atentados contra algunas iglesias y contra el arzobispo, la Catedral y en algunos templos incluso colgaban banderas rojinegras.
El Gran Diario de México, en su publicación del 15 de noviembre de 1921, día posterior al atentado, en su primera plana mostró imágenes del altar destrozado, de la cruz torcida y de los daños ocasionados en el recinto; el titular decía: “Un atroz atentado en la Basílica de Guadalupe”.
Esta declaración es confirmada por el especialista guadalupano, ya que cuenta que luego del atentado, el altar quedó destruido, el Cristo torcido y todo el mármol roto.
Explica que aunque la bomba estalló a los pies de la virgen, a ella no le pasó nada.
El marco no sufrió deterioro, tampoco el vidrio que la protege. La virgen no tuvo daños.
Sobre el inculpado, de nombre Luciano Pérez Carpio, el canónigo duda si fue realmente el autor material de los hechos, pues explica que nunca se confirmó; aunque refiere que sí lo defendió la policía y el presidente Álvaro Obregón.
Para conmemorar los 100 años de este suceso, la Basílica de Guadalupe abrirá este domingo la Puerta Santa y realizará una procesión con letanía de los santos, en donde llevará a cabo un rezo por los difuntos y dará indulgencia plenaria durante todo el año hasta el 20 de noviembre de 2022, Día de Cristo Rey.
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