Es gracias a los mexicanos, que pese a la pandemia causada por el Covid-19, no se ha dejado morir una tradición, y con ello, no se ha permitido que la flor de cempasúchil se marchite en las celebraciones del Día de Muertos, así lo reconoce Sara Rodríguez Aguilar, productora de estas flores en San Juan Ixtayopan, en la alcaldía Tláhuac.
En entrevista para EL UNIVERSAL, señala que este año preparó 100 mil piezas de esta flor, que, de acuerdo con sus palabras, “son de gran valor sentimental”. Por esto se siente agradecida con los mexicanos por no permitir que se pierda la tradición de Día de Muertos y no dejar de comprar la flor de cempasúchil.
La productora destaca que los mexicanos cuentan con una cultura extensa y muy bonita, y que la flor de cempasúchil tiene un valor sentimental muy grande en esta época del año, por lo que también recomendó comprarlas en maceta, además de que así son más baratas.
Producción
Con la entrada del mes de octubre, productores de diversas entidades del país, como Estado de México, Michoacán, Puebla, Veracruz, Durango, Guerrero, Oaxaca, San Luis Potosí, Tlaxcala y la Ciudad de México, se preparan para cosechar la flor de cempasúchil, misma que siembran desde junio para tenerla lista durante todo octubre y principios de noviembre.
En 2019, el estado de Puebla ocupó el primer lugar en la producción de la flor, ya que superó las 14 mil 900 toneladas.
A escala nacional, la producción final para ese año fue de 18 mil 678 hectáreas. El segundo estado con mayor producción fue Hidalgo, con mil 437 toneladas; seguido de San Luis Potosí con 565. La diversidad de la flor de cempasúchil es extensa.
En México, se estima la presencia de 35 especies de las 58 referidas para América.
Jornada laboral
Con Sara, se cumplen ya dos generaciones en su familia dedicadas a la producción de plantas. Con seis años de experiencia, cuenta que siembran toda clase de flores de ornato de temporada, y que después de entregar la producción de cempasúchil, su objetivo será la de tulipán.
“Ahorita mi hijo es el único que me acompaña en la producción, pero somos la segunda generación en la familia que nos dedicamos a sembrar; ya tengo seis años”, resalta.
“Nosotros al sembrar el cempasúchil ponemos las semillas en charolas de germinación; esto tarda 20 días. Posteriormente se tiene que trasplantar a macetas la semilla que ya germinó. Ya después esperamos a que salgan las flores”, indica.
Además, explica que las jornadas de trabajo inician desde las 7 de la mañana; sin embargo, no tienen hora de salida. “Ahorita por el producto que tenemos es más trabajo porque tenemos que fumigar, regarlas varias veces al día, aproximadamente salimos entre 8:00 y 8:30 de la noche”.
Comenta que ella llega a emplear hasta 20 personas para lograr la producción.
“Con el cempasúchil, al inicio necesitamos poca gente, pero así como va creciendo, va requiriendo más cuidados y entonces ya nos involucramos todos”.
Sara Rodríguez hace un llamado a toda la población a valorar el trabajo del campo, pues hay muchas personas que de ahí mantienen a sus familias y les es indispensable porque con esto obtienen los principales alimentos para sobrevivir.