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Carlos Romero Deschamps pasó de ser el hijo de una familia humilde de Tampico, Tamaulipas, a dirigir durante 26 años el sindicato más importante del país. Su vida de escasez giró al bienestar y al poder.
Es un hombre del sistema que prefiere el bajo perfil, sin dar entrevistas ni responder a las críticas, acusaciones o denuncias.
Con silencio ha reaccionado a señalamientos de tener propiedades millonarias en Acapulco, Cancún o Miami, yates y aviones, relojes y joyas. Hay fotografías publicadas de sus hijos Paulina y José Carlos en las que ostentan su nivel de vida, en jet o un Ferrari.
Este hombre juega su estrategia de callar y aguantar probada con cuatro presidentes de la República como dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).
Se trata de un líder priista que ha sido dos veces senador y diputado federal en tres ocasiones. Era jefe de una cúpula sindical que desde la expropiación petrolera (1938) actúa sin contrapesos en su vida interna, con fama de dispendio fabuloso y poderío político.
Ese fue el estilo de la generación sindicalista de Joaquín Hernández Galicia, La Quina, con quien creció Romero Deschamps, su paisano de Tampico.
Se conocieron en la refinería de Salamanca, Guanajuato; Romero Deschamps fue llevado a Azcapotzalco como ayudante del líder seccional, por orden de La Quina, a quien sirvió de chofer.
El cultivo de su relación con Hernández Galicia rinde frutos en 17 años, pues su benefactor lo designa secretario general de la Sección 35, la de Azcapotzalco, a la que integra Tula, Hidalgo.
Su poderoso padrino es detenido el 10 de enero de 1989, en el llamado quinazo, y sentenciado a 35 años de prisión. Romero Deschamps se salva de la limpia, y en 1993 conquista el principal cargo del sindicato como interino de Sebastián Guzmán Cabrera.
En la campaña del priista Francisco Labastida Ochoa tiene lugar el desvío de mil millones de pesos del sindicato a la campaña del sinaloense. Un año después es acusado de peculado contra el sindicato, en el llamado Pemexgate.
En el gobierno de Andrés Manuel López Obrador —el quinto Presidente en su trayectoria— presenta dos denuncias en su contra y el poderoso líder dimite.