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El presidente Andrés Manuel López Obrador puso en “pausa” la relación con el embajador de Estados Unidos Ken Salazar, y con el embajador de Canadá, Graeme C. Clark, hasta que rectifiquen sus críticas a la reforma al Poder Judicial de la Federación y respeten la soberanía del país.
En febrero de 2022, López Obrador declaró una “pausa” con España debido a que no había respuesta de Madrid a la carta en la que proponía presentar disculpas públicas por los crímenes durante la Conquista y por diferencias con empresas españolas que operan en México.
El jueves pasado, el embajador Salazar aseguró que la eventual aprobación de la reforma representa un riesgo para el funcionamiento de la democracia de México y la integración “de nuestras economías bajo el T-MEC”.
El diplomático estadounidense, cercano al presidente Joe Biden, expresó que la elección de jueces amenaza “la histórica relación comercial que hemos construido” y podría “hacer más fácil que los cárteles y otros actores malignos se aprovechen de jueces inexpertos con motivaciones políticas”.
Un día después, el gobierno de México envió a Estados Unidos una nota diplomática de protesta y consideró desafortunadas e imprudentes las declaraciones de Salazar en un acto de injerencia en asuntos que sólo atañen a los mexicanos.
Ayer, en la conferencia mañanera, López Obrador aseguró que sigue la relación con los gobiernos de ambos países, pero dejó en claro que mientas sea Presidente no permitirá violaciones a la soberanía.
“Cómo le vamos a permitir al embajador [Salazar] con todo respeto, que esto no es un asunto de pleito ni de enemistades, que opine que está mal lo que estamos haciendo. Ahora sí que no vamos a decirle que abandone el país, pero sí vamos a leerle la Constitución, es como leerle la cartilla”, opinó el Mandatario federal.
Sobre el estado de la relación con el diplomático, el Presidente expresó que es buena, “pero está en pausa desde que declaró, eso si, pausar significa que vamos a darnos nuestro tiempo”, apuntó.
Dijo que no es casual que al mismo tiempo que Salazar se pronuncia contra la reforma judicial lo hagan los canadienses, lo que catalogó “de pena ajena para Canadá, que también parece Estado asociado”.
El Presidente acusó que Estados Unidos y Canadá quisieran tener injerencia en asuntos que sólo corresponden a los mexicanos: “La relación continúa, pero ojalá y haya de parte de ellos una ratificación de que van a ser respetuosos de la independencia de México, de la soberanía de nuestro país, pero mientras no haya eso, pues hay pausa”.
En ese mismo escenario se encuentra la relación con el embajador de Canadá, Graeme C. Clark.
“Tienen que aprender a respetar la soberanía de México, no es cualquier cosa, nosotros no vamos a darle consejos allá, ni decirles qué está bien y qué están mal, queremos que sean respetuosos y que haya una relación recíproca”, exigió.
Subrayó que no se trata de un asunto personal: “Olvídense de Andrés Manuel, es la investidura presidencial y viene y sale a decir: ‘Vine a darle mi opinión que no debe el pueblo de México elegir a los jueces, magistrados y ministros, porque eso es antidemocrático’, complica más las cosas, qué vergüenza, ahora sí como diría nuestro filósofo, ‘pero qué necesidad’”.