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Gloria Santiago Hernández, profesora de primaria con 32 años en el servicio público y 10 de maestra en la escuela Paula Alegría, en Iztapalapa, está cansada de funcionarios que son amables, pero no resuelven y, sobre todo, de no saber en qué condiciones quedó su plantel después del sismo del 19 de septiembre de 2017.
La profesora explica que desde el sismo se han levantado cuatro dictámenes sobre las condiciones en que se encuentra el edificio de tres pisos que albergaba a 300 alumnos de primero hasta sexto de primaria.
El primero, realizado mediante una inspección visual una semana después del sismo, colocó al plantel en “verde”, lo cual implicaba que era seguro y que los niños podían tomar clases.
Las puertas y ventanas descuadradas, las grietas y el hecho de que las escaleras y los balcones “vibraban” cada vez que los niños salían en tropel al recreo, preocupó a maestros y padres de familia, quienes demandaron una nueva evaluación.
El segundo Director Responsable de Obra (DRO) que visitó el plantel los alarmó: les ordenó que desalojaran el edificio de manera inmediata porque “se podía caer en cualquier momento”. Semanas después visitó el plantel un DRO más y luego otro: ambos dieron un dictamen color ámbar para el edificio. Nadie quedó tranquilo.
“Vinieron a hacer unas reparaciones, pero sólo fueron estéticas: pintaron y resanaron. Pero el edificio se hundió 50 centímetros, ventanas y puertas no cierran bien desde el sismo, en un salón la puerta está atorada y no se puede abrir: así de descuadrada está. Desde entonces estamos dando clases en aulas prefabricadas. No estamos dispuestos a regresar al edificio porque sentimos que estamos todos en peligro”, dijo.
A raíz de esto, la matrícula del plantel se ha reducido drásticamente: de 350 alumnos que estudiaban en sus aulas, sólo se quedaron 220. Para la profesora Gloria, el Inifed debe desaparecer “si no está haciendo su trabajo”; considera que si la única forma de volver a dar clases es que se les entregue el dinero directamente para reconstruirlo, está de acuerdo. De lo que duda es que el dinero sea suficiente.