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La primera caravana de migrantes que se disgregó en territorio veracruzano enfiló sus baterías a la ciudad de Puebla para reagruparse y entrar unida a la Ciudad de México.

Desde distintos municipios veracruzanos, donde pasaron la noche y recibieron alimento y agua de gobiernos locales, organizaciones y población civil, los migrantes se subieron a tráileres para seguir su éxodo hacia Estados Unidos.

Los centroamericanos, quienes entraron al país el 19 de octubre, restaron poca importancia a la separación que sufrieron en Veracruz, pues, dijeron, el plan era reagruparse en Puebla para, entonces sí, tomar rumbo a la capital del país.

“Nos dividimos porque algunos pedimos jalón, algunas personas por cansancio también, pero todos venimos unidos y quedamos de vernos en Puebla, allá nos miramos todos”, dijo María Ramírez, una mujer de Porterillo, Honduras, que viaja con sus tres hermanas.

En tanto, los cientos de migrantes centroamericanos que arribaron a Puebla la noche y madrugada de este domingo se reagruparon en un sólo contingente para continuar con su viaje.

La caravana, de unos 4 mil migrantes, recibió hospedaje, alimentos y servicios de salud en albergues habilitados en las parroquias de la Asunción y San Juan de Los Lagos, de Puebla, además de otros albergues habilitados por autoridades.

En límites con Oaxaca. La segunda caravana migrante llegó la tarde de ayer a Arriaga, procedente de Pijijiapan, y este lunes continuará hacia Tapanatepec, Oaxaca.

David López, miembro de Pueblos Sin Fronteras, informó que esta vez el Instituto Nacional de Migración (INM) no realizó operativos para detener a los extranjeros, pero relató que al iniciar el avance la Policía Federal (PF) se opuso a que los migrantes abordaran tráileres, por lo que se tuvo que dialogar con ellos para que permitieran el apoyo a los centroamericanos.

En la entrada al municipio de Tonalá, Protección Civil, el ayuntamiento y el DIF municipal repartieron agua, medicinas y tortas.

Los centroamericanos arribaron al parque central de Arriaga, pero de ahí fueron conducidos en camiones hacia la unidad deportiva, donde tendieron cartones y plásticos para dormir en el piso. Las familias aprovecharon para bañarse y lavar ropa, mientras que los jóvenes aprovecharon para jugar partidos de futbol.

Custodiados. Tras caminar 18 kilómetros en cuatro horas, más de 3 mil migrantes salvadoreños de la tercera caravana arribaron a Tapachula, luego de que el pasado viernes pasado cruzaron a territorio mexicano de forma irregular por el río Suchiate.

En su ruta de Metapa a Tapachula, la caravana fue custodiada por elementos de la Policía Estatal Fronteriza y una ambulancia de Protección Civil de Chiapas.

Durante el trayecto, unos cinco camiones con policías federales a bordo merodeaban a los integrantes de la caravana presuntamente para detener a quienes se quedaban rezagados, según acusaron los migrantes, por lo que los centroamericanos optaron por extender lazos para evitar que se dispersara el contingente.

“Vamos cuidando a las mujeres y los niños para que no se queden al último, ya que los de la migra y la policía los quiere detener”, dijo uno de los jóvenes encargados de la seguridad.

Tras cruzar Tapachula, el contingente se instaló en el parque central para tomar un descanso y esperan este lunes reanudar la caminata por la madrugada rumbo a la ciudad de Huixtla.

“Descansen y respeten a las personas para que demos una buena imagen”, dijo uno de los migrantes que encabezaba el contingente.

Alertan riesgos si hay fragmentación. El representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Jan Jarab, consideró que si la caravana de migrantes se fragmenta, aumentan los riesgos por parte de la delincuencia.

Durante su visita a Puebla con motivo del paso de dicho contingente en el albergue de la parroquia de la Asunción, aseguró en entrevista que el principal temor es que la caravana se fragmentó y esto conlleva a un mayor riesgo.

“Cuando están juntos, esto les protege en cierta manera del crimen organizado, así como sabemos del riesgo de trata y extorsión”, destacó.

Jan Jarab subrayó que desde la perspectiva de los derechos humanos, se busca proteger la seguridad de los migrantes, “esta población es muy vulnerable, se necesita la protección”.

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