El mundo del tequila ha pertenecido a la fuerza masculina. Llámese tradición, por la fuerza física que se requiere en el campo o el estereotipo que se forjó desde la época del cine de oro mexicano en donde la música ranchera, el tequila y el mariachi brillaban como la santísima trinidad del México de los años 30 y 40, una idea masculina.
Los tiempos cambian y las oportunidades para mujeres y hombres son acordes con sus habilidades y talentos.
Bertha González Nieves entró al negocio del agave azul y su destilación gracias a un llamado que tuvo a los 21 años de edad. “Recuerdo la emoción que me causó ir a las destilerías de Tequila, Jalisco, para conocer los campos agaveros y los procesos. Le marqué a mis papás y les dije que ya sabía lo que quería para mi futuro: dedicarme al tequila”, comparte Bertha mientras abre una botella de Casa Dragones, un tequila blanco con el propósito de comenzar una cata.
Este viaje a Tequila fue parte de un entrenamiento que el gobierno japonés le ofreció a la ahora CEO de Casa Dragones con motivo de una beca para que después de recorrer varios puntos importantes de México, se fuera a Japón para hablar sobre la economía mexicana y sus industrias más importantes.
“Ver la manera en cómo el mundo observa a nuestro país, desde la lente del tequila me cautivó. Si no hubiese sido por esa experiencia no habría descubierto mi pasión”, expresa.
Un amor bien estudiado
Después de estudiar y especializarse en marketing y comunicación, Bertha comenzó su trayectoria como consultora en Booz Allen & Hamilton, para después estar en Grupo José Cuervo, empresa tequilera en la que fue escalando hasta llegar a ser directora comercial para Norteamérica, directora global en nuevos negocios e innovación, así como directora global de dicha marca.
Casa Dragones surge con todo este background en complicidad con Robert Pittman, fundador del canal musical MTV. “Dividan la copa en tres secciones. Verán que la parte interior tiene notas dulces propias del agave azul. Al centro de la copa es como si pellizcaran una naranja. Lo que queremos es empujar hacia enfrente la complejidad aromática que la planta ofrece”, detalla Bertha mientras aleja de su nariz la copa para seguir la explicación.
“Lo que hacemos en Casa Dragones es llevar la conversación sobre el tequila hacia el futuro utilizando procesos modernos y sustentables. Hay grandes productores de tequila enfocados en la conservación de los procesos artesanales y está bien. Nosotros pensamos que si en 50 o 100 años no se cambian las prácticas vamos a dejar en desventaja a las futuras generaciones”, declara Bertha mientras le da el primer trago a Casa Dragones Joven, el primer destilado que elaboraron para el proyecto.
Pensar en las futuras generaciones
Una de las prioridades de Bertha es innovar en la categoría del tequila, “es la oportunidad de contribuir, nos emociona. La idea es expandir el repertorio de tequila, seguir hablando de modernidad y sustentabilidad mientras se eleva la calidad de la categoría”, comenta Bertha, quien puso al tequila a la par de otros destilados como el cognac, los whiskys single malt.
“El tequila tiene la capacidad para comprobar que tenemos todo para competir. Tenemos 250 años de historia; el tequila tiene una gran oportunidad de entrar en el segmento de lujo”, afirma.
Para ser distintos a las otras destilerías de Tequila, lo que hicieron en Casa Dragones fue construir su marca en una hoja en blanco y así no caer en lo que ya se conocía de este espirituoso. “Cuestionamos procesos, nuestras ideas, dejar la comodidad de lado y con esa sensación, emocionarnos. Nos ha costado 14 años tener cuatro estilos de tequila”, comparte mientras continúa con su cata: “en boca es terso, con notas de vainilla, especias ligeras, con detalles de fruta blanca y un cierre avellanado”.
El reto de ser diferente
En el caso del tequila Joven, el reto fue exponerlo al mundo como una bebida para disfrutarse sola.
“Queríamos un destilado que acompañara no sólo a la cocina mexicana, sino a la del mundo entero. Que la gente viera en nuestro producto artesanal con la más alta calidad.
“Que pudiera estar a la par de cualquier champaña o vino dentro de estas experiencias gastronómicas”, comenta Bertha, quien antes de la moda de los cristalinos ya tenían sobre la mesa un blend de plata y extra añejo sin color.
Ya que lograron “su fórmula perfecta” para el primer tequila comenzaron a trazar la identidad de marca, el diseño de la botella y todo lo demás.
“La historia que hay en Casa Dragones es muy especial, queremos ser reconocidos como productores independientes rebeldes. Recordemos que Los Dragones de San Miguel de Allende era la caballería de élite que defendía los intereses de la reina de España, fueron una pieza clave del movimiento de Independencia de México en 1810”, refiere.
Su producción empezó con cinco botellas, las cuales, hasta la fecha, se elaboran a mano.
“Es un ejercicio que conserva la tradición española del grabado en vidrio, así logramos que nuevas generaciones sigan en el oficio del grabado de pepita”, comparte.
Después llegó un tequila Blanco, una etiqueta ideal para mixología, seguido del Añejo envejecido en barricas hechas “a la medida” de roble americano nuevo y roble francés, para finalmente, llegar a la última creación: Reposado, el cual se integró al espirituoso barricas nuevas de roble Mizunara, una madera única y exclusiva para los whiskys japoneses.
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