El próximo miércoles se cumplirá un mes de los cobardes asesinatos de dos sacerdotes jesuitas y de otros dos hombres a manos de José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco” , ocurridos en el poblado de Cerocahui, enclavado en la sierra Tarahumara.
Tras conocerse los crímenes, “El Chueco” se convirtió en el hombre más buscado en Chihuahua y el norte del país. Fuerzas federales y estatales iniciaron una extensa búsqueda en la región, en el país y hasta en el extranjero de este delincuente que por años ha asolado a poblaciones de la Sierra.
El gobierno federal, en voz del subsecretario Ricardo Mejía Berdeja asegura que “se espera” detener a “El Chueco” , en los próximos días, pero nada más que eso.
El fiscal de Chihuahua, Roberto Javier Fierro, asegura que no saldrán de la sierra hasta no capturar a “El Chueco”, pero José Noriel Portillo sigue sin caer, y quizá ni siquiera esté en la Sierra. Y peor aún, el propio fiscal ha declarado en entrevistas de radio que “El Chueco” es un loco que cometió los crímenes, lo que podría ser incluso un atenuante si algún día es capturado y llevado ante un juez.
“El Chueco”, nos hacen ver, pudo cometer por muchos años un sinfín de crímenes bajo la complaciente mirada de las autoridades .
Como ahora, el anterior gobernador, el panista Javier Corral , aseguró que los días del “El Chueco” en libertad estaba contados y que pronto acabaría su criminal carrera. Corral acabó su mandato y José Noriel Portillo nunca fue detenido. Ahora, por casi un mes, “El Chueco” se ha vuelto invisible.
Algo anda chueco en la cacería de “El Chueco”.
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