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La renuncia de líderes sindicales, pérdida de militantes, los reacomodos internos y el estigma de la corrupción han provocado un desmantelamiento del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que ahonda su derrota tras las elecciones de 2018, advirtieron especialistas.
Expertos consultados por EL UNIVERSAL coincidieron en que la salida de liderazgos, como la de Joel Ayala Almeida, dirigente de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), quien renunció luego de 40 años de militancia, o la de Arturo Zamora, quien dimitió a su cargo al frente de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), son signos del “debilitamiento” del tricolor y advirtieron que para los siguientes comicios, tanto los intermedios de 2021 como los de 2024, se verá “sin fuerza”, y que no se ha “sacudido el estigma” de la corrupción.
En menos de una semana, dos líderes sindicales que durante años se les ha ligado al PRI renunciaron a sus cargos.
El pasado 16 de octubre, Carlos Romero Deschamps dejó la dirigencia del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) en medio de una serie de investigaciones en su contra por presunto enriquecimiento ilícito.
Un día después, Joel Ayala Almeida —dirigente de la FSTSE—, quien fue tres veces diputado federal y dos senador por el PRI, renunció a su militancia a ese partido y anunció que conformaría una nueva organización política nacional.
Además, el pasado 19 de octubre, Arturo Zamora dimitió a su cargo como dirigente nacional de la CNOP, el cual ocupó desde 2017, por motivos familiares y profesionales, aunque indicó que mantendría su militancia priista.
En su carta de renuncia, dirigida al presidente nacional del tricolor, Alejandro Moreno, destacó que era momento de “brindar oportunidad a los jóvenes. Es el tiempo de la renovación interna”.
“Hay un desmantelamiento en el partido”
Alberto Aziz Nassif, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), resaltó que con la derrota de las elecciones del año pasado hay un “desmantelamiento” del Revolucionario Institucional y de las alianzas que había generado a lo largo de los años con sectores como el obrero y el campesino.
Destacó que aunque estos ramos ya no tenían la misma fuerza en los últimos años —después de la década de los años 80 con la entrada de las políticas neoliberales—, sí representaban un bastión para esta organización política.
“[Los sectores] ya habían disminuido su potencial electoral y eso se puede ver en el número de legisladores que tenían estos sindicatos.
“Había otros espacios sindicales, como son los maestros, que se volvieron una pieza estratégica en la operación electoral del partido, no así los otros grupos. Con lo poco que le ha quedado al PRI, sus salidas sí son una pérdida significativa”, dijo.
El experto añadió: “Hay un desmantelamiento, un desmoronamiento, en el sentido de que el PRI ya no representa una institución que les permitirá mantener sus condiciones, sus prebendas. Ahora van a ver qué definen como conjunto de sindicatos, si se irán a afiliar a otro partido, si seguirán en la autonomía, eso aún no se sabe”.
Dimisiones, dolorosas, pero no mortales.
José Fernández Santillán, académico del Tecnológico de Monterrey, resaltó que las salidas de estos personajes son “renuncias dolorosas”, pero no mortales, puesto que el tricolor aún es una institución “sólida”, que aunque atraviesa por un desmantelamiento todavía conserva esa estructura de “bases de masas organizadas“.
Indicó que al ser un partido corporativista, los sindicatos juegan un papel muy importante, pues a lo largo de los años los gobiernos priistas tuvieron de su lado a organizaciones como los sindicatos petrolero y ferrocarrilero, la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y la FSTSE.
Asimismo, recalcó la importancia de agrupaciones como las confederaciones Nacional Campesina (CNC), la Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) y la CTM, las cuales, aseveró, son las tres columnas que representan a las bases sociales del partido.
Fernández Santillán explicó que para que el PRI se recupere de la derrota de 2018 necesita regresar a sus orígenes, a las luchas sociales con las que se fundó, a fin de desprenderse de esa imagen de corrupción; además de establecer pactos con los líderes sindicales que aún permanecen ligados al partido y con los gobernadores del tricolor, de lo contrario, el partido “se extinguirá”.
Para Vidal Romero, jefe del Departamento de Ciencia Política del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), la “migración” de miembros del Revolucionario Institucional a Morena es un “movimiento relativamente natural, una señal de que se hunde el barco y hay que saltar”, algo que, mencionó, no sucedió cuando perdió la Presidencia en el año 2000.
El especialista abundó que con los movimientos que ha habido en las organizaciones sindicales le quita votantes y recursos, por lo que le resta fuerza al tricolor y que difícilmente va a recuperar” la titularidad del Ejecutivo federal.