Tras la invasión de Rusia a Ucrania, que inició en febrero pasado, Polonia se ha convertido en un país clave para la atención de refugiados y suministro de armas; sin embargo, el apoyo económico ha sido insuficiente para sostener esta situación, señaló su subsecretario de Relaciones Exteriores, Marcin Przydacz.
En entrevista con EL UNIVERSAL, expuso que uno de los mayores retos ante esta crisis humanitaria ha sido la atención de más de 5 millones de refugiados, incluyendo la de grupos vulnerables, como niños.
En cuanto a los organismos internacionales, mencionó que si bien los acuerdos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han sido favorables, es necesario “pasar de las palabras a los hechos”.
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¿Cuál es la importancia de esta visita a México?
—Es mi primera visita a México, pero realizada en un momento histórico muy particular y tiene dos objetivos: el primero es incrementar la cooperación tanto política como económica. Ambos países tienen un gran potencial y ha crecido el intercambio, pero tenemos mucho espacio para seguir desarrollando la cooperación económica y la política en los foros internacionales. El otro objetivo tiene que ver con la invasión de Rusia a Ucrania. Creemos que México es un socio importante, un país muy importante a nivel regional y global, y deberíamos dialogar de forma seria y presentar, sobre todo, los hechos de la invasión, para incentivar a México para un mayor compromiso.
¿Con qué autoridades le interesaba entablar un diálogo en México?
—La agenda fue muy interesante, aunque solamente fue un día y medio. Me reuní con la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Martha Delgado, y con Carmen Moreno Toscano, al igual que con los representantes del Senado y de la Cámara de Diputados. También tuve una conferencia en el Instituto Matías Romero, donde pude conversar con los académicos, expertos y diplomáticos sobre la situación en Ucrania.
¿Cuál ha sido el papel de Polonia en la invasión rusa a Ucrania?
—Quisiera subrayar primero que no se trata de una simple guerra, sino de una agresión, de una invasión de la Federación Rusa a un país soberano.
La semántica es muy importante, y si decimos “conflicto” o “la guerra en Ucrania”, entonces en esta expresión se pierde Rusia como elemento invasor en esta situación.
Así que deberíamos hablar, primero que nada, de la política rusa, que es neocolonialista e imperialista, que intenta reconstruir el antiguo imperio a costa de los países más pequeños: hoy en día es Ucrania y en el futuro podrían ser otros países. Y aparte es una clara violación del derecho internacional y de la base del orden global, que ha funcionado según el principio del respeto a la soberanía de todos los países y el multilateralismo. Si permitimos este tipo de actividades, como las de Rusia, podríamos despertarnos en una realidad basada en otro tipo de reglas, donde países como México y Polonia podrían no ser respetados por los grandes imperios; de hecho, es un intento de regresar a los conciertos de los imperios del siglo XIX.
El apoyo polaco a Ucrania es multifacético y tiene muchas aristas. Por un lado, es el apoyo a los refugiados; hasta hoy día, 5 millones de refugiados cruzaron la frontera entre Polonia y Ucrania; está el apoyo humanitario y financiero, que se puede contar ya en miles de millones de dólares; existe también el apoyo directo político en los foros internacionales.
Es muy importante la ayuda con el armamento, porque Polonia le otorga el armamento a Ucrania para que pueda defender su soberanía y su territorio, para que no sea aniquilada por el agresor ruso, para que los ucranianos no sean exterminados por los rusos, ya que el objetivo, como señala el presidente [Vladimir] Putin, es destruir el Estado ucraniano y destruir la nación ucraniana, que según él no tiene derecho a existir.
¿Cuál ha sido el mayor reto en la atención a refugiados?
—Primero, el mayor reto fue el gran número de refugiados en un tiempo muy corto. En pocas semanas, a Polonia llegaron millones de refugiados y, como ya sabemos, 94% de ellos son mujeres y menores de 18 años (...) Los polacos no quisimos crear campos de refugiados para ubicarlos y desde el principio se les ofreció vivir en casas propias con la gente común y corriente, todos viven de esta forma.
Aparte, prácticamente ningún Estado podría asegurar la infraestructura tipo campos de refugiados para tan alto número de personas. El otro reto gigantesco fue asegurar la educación para los niños (...). Tanto el sistema de educación como el de salud se vieron muy recargados con tanta gente, con cientos de miles de personas que de repente aparecieron y necesitaban ayuda. El costo también es gigantesco, y hasta hoy no hemos obtenido un apoyo sustancioso ni de las Naciones Unidas ni de la Unión Europea.
¿Qué opina acerca de las resoluciones de la ONU sobre la invasión?
—Hubo dos resoluciones, por cierto la iniciativa sobre los aspectos humanitarios salió de México, entonces las dos fueron muy buenas. Qué bien que la mayoría de los países miembros de la ONU han condenado a Rusia y sólo cinco votaron en contra de la resolución. Pero hay que pasar de las palabras a los hechos, debe significar apoyo financiero a Ucrania.
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