Atacar a una mujer con ácido es como matarla en vida, considera Martha Ávila, quien en 2017 sobrevivió a esta violencia perpetrada por el exesposo de su hija como venganza a su divorcio.
“Cuando te sucede piensas que eres la única, pero estoy sorprendida con la cantidad de víctimas y con la libertad que un hombre siente para tomar la vida y el cuerpo de una mujer con tanta saña”, comenta en entrevista con EL UNIVERSAL.
Para la activista, cada 8 de marzo es una oportunidad nueva para alzar la voz en contra de los ataques ácidos, pues fue en esa fecha, hace cinco años, cuando soportó el dolor físico más grande que ha sentido.
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“Estaba en el trabajo cuando ese hombre llegó por mí al no encontrar a mi hija, pues el ataque iba dirigido a ella”, recuerda.
Un 40% de su cuerpo quedó lastimado; el hombre hirió su brazo, espalda y piernas, principalmente del lado izquierdo. Martha logró voltear, así que el líquido no quemó su rostro, pero perdió parte de una oreja.
Desde entonces, la lucha por reconstruirse externa, física y estéticamente ha sido un proceso difícil, pero cobijado con mucho amor y entendimiento por parte de su familia y de la Fundación Carmen Sánchez MX.
Hoy se enfoca en ser productiva, pasar el tiempo con su familia y realizar labores de apoyo a otras mujeres en la misma situación. Confiesa que no siempre fue así, pues el ataque le provocó ganas de ocultarse y desaparecer del mundo.
“Vivir con esta agresión, con estas marcas que van a estar en tu cuerpo es un trabajo de día a día en el que debes evitar destruir la paz, tranquilidad y armonía que vas recuperando, porque implica mucho desgaste desde lo sicológico hasta lo financiero”, asegura.
Hace énfasis en que la Fundación Carmen Sánchez es un pilar en su renacimiento tras el ataque, pues ni el apoyo del gobierno, de médicos o de otras instituciones a las que se ha acercado a pedir justicia fue un refugio.
“Desafortunadamente, cuando sufres esta agresión, no tienes ni idea de dónde acercarte. No sabes quién te ofrece apoyo porque el gobierno no informa y la fundación te da a conocer desde el número de víctimas y del apoyo sicológico hasta la ayuda económica que por ley se te destina”, explica.
Con base en sus experiencias, considera que desde el gobierno federal hace falta catalogar a este tipo de delitos como feminicidio para que los agresores reciban las penas que corresponden.
Desde lo médico, considera que hacen falta áreas especializadas para víctimas de ataques con ácido que no se conformen con salvarles la vida sino que concedan un apoyo con todas las secuelas sicológicas, físicas y estéticas que deja.