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Cinco de los siete analistas consideran que fue un ejercicio parejo, sin una clara ganadora. Descartan modificación en las preferencias electorales.
Colaboradores de EL UNIVERSAL elogiaron el primer debate entre las candidatas a la gubernatura del Estado de México, Alejandra del Moral y Delfina Gómez. Consideraron que fue un ejercicio ágil, directo y bien estructurado.
Para la mayoría no hubo una clara ganadora y descartaron que haya una modificación en las preferencias electorales que muestran las encuestas. Cinco de los siete analistas señalaron que fue un debate parejo, sin una triunfadora.
A continuación, sus respuestas.
ALBERTO AZIZ NASSIF, investigador del CIESAS.
El primer debate por la gubernatura del Edomex fue un ejercicio interesante en donde se contrastaron a las dos candidatas. En términos generales Alejandra del Moral se vio que estaba preparada en los cuatro temas que se tocaron, con tonos más ejecutivos, y Delfina Gómez también se preparó y se mostró más cercana y sencilla. Me parece que hubo proximidad en diversos planteamientos. Mientras que Delfina hizo ataques generales al PRI y a su larga historia de corrupción, Alejandra personalizó la corrupción y las críticas en su contrincante. Delfina estuvo identificada con la 4T y sus propuestas, y Alejandra se posicionó a partir de su trayectoria pública. No hubo una clara ganadora, las dos dieron golpes y en muchos casos plantearon políticas similares. Delfina apuntó más contra el PRI como sistema y Alejandra enfatizó la tesis —muy discutible— de que la corrupción era de las personas, no de las instituciones. Vamos a ver si el debate mueve los números en las encuestas.
SABINA BERMAN, escritora.
Un debate bien estructurado y magníficamente llevado por la periodista Ana Paula Ordorica. Dos candidatas bien articuladas y con clarísimas estrategias. Alejandra del Moral disparando a los flancos débiles de Delfina Gómez; Delfina recordando una y otra vez la histórica corrupción del PRI del Estado de México al que pertenece Alejandra. Más debates así.
JOSÉ ANTONIO CRESPO, analista.
El debate fue parejo, a más con un tono similar y fluidez en sus respuestas. Alejandra del Moral tenía como ventaja los expedientes de corrupción de Delfina Gómez y los utilizó, pero ante la negativa de la profesora de tales acusaciones como mentiras, Del Moral ya no insistió, como validando la respuesta de su contrincante. Fue empate.
SALVADOR GARCÍA SOTO, periodista.
El primer debate de sólo mujeres candidatas en la historia electoral del país dejó muy claro que las mujeres sí son y actúan diferentes en política. Un debate ágil, directo, sin tanta palabrería y demagogia, características de los candidatos hombres. Las dos candidatas fueron puntuales, concretas y directas. En el balance de cada una, Alejandra del Moral se vio mucho más preparada, no sólo en los temas, sino para el debate. Delfina transmitió sus propuestas y su sencillez, pero se quedó corta a la hora de explicar detalles y planteamientos de cada tema. La priista, por primera vez, fue dura contra su adversaria y le dio varios golpes certeros con el caso de Texcoco y los descuentos obligatorios a trabajadores y con el señalamiento de Morena como destructor de instituciones. La morenista se defendió de los señalamientos sobre la sentencia del Tribunal diciendo que fue a su partido y no a ella, pero le faltó contundencia en su defensa. Al final se confirma tras el debate que el crecimiento de la maestra es más por su cercanía al presidente que por sus propias capacidades, mientras que en el caso de la priista logró consolidar su imagen como una candidata que, si bien fue impulsada por el gobernador Del Mazo, tiene sus propias ideas y propuestas. Del Moral se vio mucho más ágil, directa en su comunicación y bien preparada por sus estrategas, hablándole a las cámaras y viendo al público, mientras que Delfina nunca vio a la audiencia y siempre habló a la moderadora. Por claridad y contundencia, el debate sin duda fue para la priista, mientras que la abanderada de Morena, si bien mantiene su ventaja, perdió una oportunidad de demostrar que puede ser una gobernadora autónoma y eficiente.
HERNÁN GÓMEZ BRUERA, analista.
Debate reñido y mal moderado con sesgo y protagonismo. Ganó Delfina Gómez porque le llegó más al corazón de las personas, de las mayorías populares. Y lo hizo siendo quien es. Se mostró más humana, auténtica y espontánea. Salvo por el tema de los moches en Texcoco, se defendió bien de los ataques.
Perdió Alejandra del Moral porque, aunque sea más “articulada” y a la comentocracia le gustará más su manera de hablar, no pudo ocultar su gen priista. Apareció como una política de discursos y formas estudiadas que representan más de lo mismo. Mucha soberbia que no conecta con los sentimientos de la gente. El pueblo llano no gustará de sus ataques a una mujer que los representa.
MARIO MALDONADO, periodista
El debate entre las candidatas al gobierno del Estado de México caminó como se esperaba: un partido poderoso, Morena, que se arriesga a enfrentar una elección con una candidata vulnerable, frente a una aspirante preparada que tiene en su partido de origen su mayor lastre.
En ese escenario, Alejandra del Moral insistió en que la corrupción la cometen las personas y no las instituciones, comentario que aprovechó para recordarle a su contrincante el tema del “diezmo” en Texcoco. El ataque dio en el blanco y Delfina Gómez lo resintió.
La periodista y columnista de EL UNIVERSAL, Ana Paula Ordorica, contribuyó a desnudar a la morenista, al recordar que tales señalamientos no son mentiras, sino definiciones de la autoridad electoral, pero también cuestionó a Del Moral por tener cero propuestas contra la corrupción.
La victoria en este primer encuentro es, al parecer, para Alejandra del Moral, aunque también para el partido Morena. No cambia la percepción con la que llegaron ambas abanderadas. Se refuerza quizá la idea de que cualquiera de las dos puede ganar, aquella que sepa mover mejor sus estructuras en el territorio. Todo esto, a pesar de las encuestas que ponen a Del Moral en una situación muy complicada.
ALFONSO ZÁRATE, analista
No creo que el debate modifique de manera significativa las preferencias electorales, porque no hubo una triunfadora.
Lo que resulta evidente es la precariedad de ambas aspirantes a gobernar el estado con mayor peso electoral del país. Lejos de la espontaneidad exigible, lo que mostraron Delfina y Alejandra es que no tienen nada que decir sin recurrir a las notas preparadas por sus asesores.