La Habana.— Amor con amor se paga y en Cuba lo saben bien.

Tras haber invitado de manera inédita, hace ocho meses, al presidente cubano Miguel Díaz-Canel a la parada militar del Día de la Independencia en la Ciudad de México, el gobierno cubano le regresó el gesto y festejó y apapachó con medalla, comida, trova y chachachá al presidenteen su primera visita a la isla, en la que estuvo 27 horas.

En la Plaza de la Revolución, el corazón político de Cuba, exactamente en donde Fidel Castro se ubicaba para dar sus largos mensajes a miles de cubanos, ayer el presidente López Obrador estuvo ahí, en la última escala de su primera gira por Centroamérica y Cuba, y donde fue por varias horas el centro de atención de toda la isla socialista.

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Ayer, a las 10:15 horas, en su primer acto, bajo el tradicional calor de La Habana y teniendo como fondo los enormes retratos de los revolucionarios Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos, el Jefe de Estado mexicano colocó una ofrenda floral al líder independentista cubano José Martí.

Media hora después, a las 10:50 horas, el presidente López Obrador fue condecorado con la Orden José Martí, máxima distinción en la isla por “revitalizar la integración de los Estados americanos, del Caribe, para fortalecer la unidad de nuestra región y su firme defensa de las causas justas, la paz y la cooperación”.

Con el reconocimiento, el Presidente mexicano se sumó a la lista de mandatarios que han recibido esa condecoración como el mandatario ruso, Vladimir Putin, el expresidente iraquí Saddam Hussein, el exdirigente norcoreano Kim Il-sung, y el venezolano Nicolás Maduro.

Minutos más tarde, tras firmar un acuerdo en materia de salud y en un mensaje a medios, el Ejecutivo pronunció un discurso de casi una hora.

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Segundos más tarde y frente a Díaz-Canel, López Obrador garantizó que nunca participará con golpistas para conspirar contra la Revolución Cubana, pero llamó a renovarla y aseguró tener la convicción y la fe de que en la isla se están haciendo las cosas con ese propósito, para que se haga la “nueva revolución en la Revolución”. En primera fila, el canciller Marcelo Ebrard registraba con su celular el momento .

Serio, Díaz-Canel sólo escuchaba y ponía su mirada fija en el rostro de su homólogo. Al tomar la palabra tras el largo discurso de López Obrador, el dirigente cubano habló cuatro minutos y agradeció a su par “su posición firme” de rechazo al bloqueo económico de Estados Unidos sobre la isla.