El rechazo a las solicitudes para recibir el apoyo económico para familiares de personas fallecidas por Covid-19 obligó a la señora Claudia Chávez a descobijar a sus cuatro hijos para salir a trabajar, pues desde que su esposo falleció a causa del virus, enfrenta una fuerte crisis económica derivada de los gastos funerarios y de hospitalización.
Si bien los casi 10 mil pesos que ofrecía el gobierno federal no son la cantidad suficiente para mantener a su familia, le resultaban valiosos para el pago de la colegiatura de su hijo menor, la compra de alimentos y, sobre todo, para medicinas y otros productos médicos para la mayor de sus chiquitos, quien padece retraso mental y epilepsia.
“No hay forma en que yo me pueda quedar a su lado, porque si no trabajo, no tenemos cómo sobrevivir ahora que no está su papá”, explicó la madre de familia a Yamilet, Gamaliel, Selenia y Emiliano, quienes le han reprochado fuertemente su ausencia.
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Así, retomó las jornadas completas del negocio de su marido en la venta de bisutería y otros artículos en un tianguis, acción que de nueva cuenta la orilló a separarse aún más de Yami, quien necesita vigilancia constante, debido a las fuertes crisis convulsivas y hemorragias derivadas de la epilepsia.
De forma paralela, su hija Selenia puso en pausa sus estudios para apoyarla económicamente trabajando con un conocido de la familia, pues tiene tiempo libre tras no ser aceptada en ninguna universidad pública. Además, los ingresos del hogar no serían suficientes para el pago de su colegiatura y material escolar.
“El apoyo hubiera sido un salvavidas para mis hijas”, consideró Claudia Chávez, pues antes de que su esposo falleciera se dedicó completamente a ser ama de casa. Cuidaba a Yami todo el día y se encargaba de las necesidades de sus otros hijos mientras su pareja laboraba.
Aseguró con dolor que su hijo Gamaliel le retiró su apoyo después de la muerte de su papá, debido a lo complicado que ha sido su duelo, y por esta razón es Emiliano, el más pequeño, quien se encarga de cuidar a Yamilet.
“Llego a casa de trabajar, encuentro a Emi con los ojos hinchados de tanto llorar por las crisis convulsivas de Yamilet y me duele mucho porque sé que no es su responsabilidad, pero no tenemos de otra y él lo hace con mucho amor. Ama a su hermana”, detalló.
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“Emi me dice: ‘Mami, sólo cómprame guantes, toallitas y mucho papel y yo le limpio las hemorragias, tú no te preocupes por eso ni por las crisis’. Eso me parte el alma. Quisiera volver a ser yo quien cuide de mi niña y no dejar que mi Emi viva eso”, describió.
Al cuestionarla sobre las causas por las cuales le fue negado el apoyo, se muestra incrédula y responde que no lo sabe con certeza, pues los motivos que le dieron ante la negativa no son muy claros. Lo solicitó dos veces durante 2021; en la primera, se lo negaron bajo el argumento de que el acta de defunción no coincidía con el registro. En la segunda, sólo recibió la notificación de rechazo, sin una explicación sólida del por qué.
Yami requiere medicinas que cuestan entre 600 a 1200 pesos; pañales de adulto, que semanalmente le cuestan entre 400 a 600 pesos, y la colegiatura escolar, en la que la maestra le hace descuento porque conoce su complicada situación. Además, paga las cuotas de la primaria de Emiliano, uniformes y material.
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