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“¡Uff!, ¡qué día!”, le sale de lo hondo del pecho a Ricardo Monreal Ávila, rodeado de 45 integrantes de su bancada, muchos sonrientes, otros en la hora de tragar sapos, una de las tareas a las que obliga ser político; todos estresados, cansados por la tensión, extraviados en no saber qué hacer, hasta que los fotógrafos alzan voces y piden al zacatecano que levante el brazo a la tabasqueña Mónica Fernández Balboa, a quien han electo para que sea presidenta del Senado de la República para el segundo año.
Reacciona primero Fernández Balboa y alza el puño izquierdo, con sonrisa de triunfo, con la mirada fija a los fotógrafos y camarógrafos que toman imágenes de los legisladores de Morena que forman tres filas en torno de su lideresa, y dan la señal de que están unidos, en mentís de la aritmética.
La media mañana ha sido de una elección un poco extraña. Se trata de si el presidente del Senado, Martí Batres Guadarrama, sigue otro año o se baja a su escaño. Y son 29 de 59 los que quieren que siga en su puesto, y surgen 33 votos porque se elija nueva Mesa Directiva, pero hay dos votos nulos, lo que da 64 papeletas, o sea, cinco más de los escaños que tiene Morena.
Resulta que también votaron las cinco senadoras del PES, y ante esa explicación, Batres Guadarrama sacará a relucir la convocatoria que firmó Monreal Ávila y que en su base primera establece que podrán votar los legisladores de Morena. Que es ilegal, dice.
Como de un artículo de fe, se ha hablado de lo importante que es mantener la unidad, y que la debe conservar Morena para apoyar la Cuarta Transformación. Son creyentes de la unidad. Dicen que en estas horas se va a ver qué tan cierto es ese valor en sus filas.
Han llegado al final del proceso. Batres Guadarrama, serio, firme, filoso, acusa por su nombre y apellidos a Monreal Ávila de haber orquestado una elección fraudulenta en la fracción.
Agradece los 29 votos a su favor, es decir, 49.15% de los 59 morenistas y si se resta el voto nulo —así lo ha anunciado— de Ricardo Monreal, el presidente Batres Guadarrama y que apareció otra papeleta nula, hubiera ganado por un pelo. ¡Uff! Pero también llegan cinco votos del PES que no había sido invitado. ¡Uff!. Van a representar 7.8% del total.
Cuando Monreal llega los reporteros le preguntan ¿por quién va a votar? Juega y con su característica sonrisa marca un instante de suspenso... “Voy a votar por los dos, porque soy coordinador del grupo, tengo que mostrar neutralidad, y no voy a votar por uno de ellos”, pero suelta que el resultado será cerrado. ¡Uff!
Entre las 9:00 y las 12:00 horas se ha dado la votación. Muchos senadores regresan para estar presentes en la fase del resultado. Si se elige que la Mesa Directiva que encabeza Batres Guadarrama, el juego ha terminado. Si la mayoría decide votar una nueva formación, a sufragar de nuevo. ¡Sorpresa!, la suma no da 59, sino 64. Envían mensajes al perdedor, que lanza en su red social: “El senador @RicardoMonrealA ensució el proceso interno”, y acusa que de último momento dejó votar a la bancada del PES.
Habla en la Mesa Directiva, y en la sala en que transcurrió la votación se reúnen los que apoyan el proceso. En cuanto Batres Guadarrama concluye su conferencia de prensa, se llama a los reporteros que encuentran a un grupo de senadores en torno de Monreal Ávila, en una sala que hierve de sudores y adrenalina. Los rostros cercanos al líder lucen sonrisas, y cuanto más se alejan los rostros parecen marchitos, como el de Martha Lucía Micher Camarena, Napoleón Gómez Urrutia. Ifigenia Martínez Hernández está triste, y la llaman al centro, va y la ola de ¡Unidad! ¡Unidad! la ahoga.