En la sala de su casa, decorada entre otras cosas con un cuadro de Silvia Vargas Escalera, Nelson Vargas Basáñez afirma que no quiere morirse sin ver detenidos y sentenciados a todos los que participaron en el secuestro y asesinato de su hija, ocurrido hace ya 15 años.

Desesperado por la lentitud de la justicia mexicana, el exdirector de la Comisión Nacional del Deporte (Conade), de 80 años de edad, advierte que no descansará hasta que los agresores de su “ñiña” reciban una condena rotunda, similar a la que se dictó contra la banda de plagiarios Los Petriciolet, ligada al caso del hijo del empresario Alejandro Martí.

A la fecha, sólo Martín Enríquez Muñoz, alias El Chelas, encargado de alimentar y vigilar a Silvia en la casa de seguridad donde la mantuvieron privada de la libertad, y Óscar Ortiz González, chofer de la joven, han sido sentenciados a 52 y 49 años de prisión, respectivamente, por secuestro y delincuencia organizada, pero no por el caso de Vargas Escalera. “ Yo quiero antes de que termine mi vida que haya una sentencia, y una sentencia rotunda como en el caso de Alejandro Martí”, dice en entrevista con EL UNIVERSAL.

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A 15 años del secuestro de su hija, Silvia Vargas, ¿considera que se ha hecho justicia?

—Ahora que cumple 15 años, cada año salgo a lo mismo. Me molesta muchísimo que no haya un seguimiento puntual de lo que es un caso tan sonado en el país, donde han participado tres presidentes: Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.

Yo le pregunto a la autoridad qué más pruebas quieren con tantos antecedentes de la banda [Los Rojos] ampliamente reconocida y que operaba desde 2000. No sé qué están esperando para sentenciar, mi indignación es esa. Es tan burocrática nuestra justicia que cambian jueces y a la gente que le está dando seguimiento a cada caso, que es mortal la desesperación de cualquier víctima y como lo he dicho: el Poder Judicial toma más en cuenta a los delincuentes que a las víctimas.

¿Cuántos de los secuestradores están detenidos?

—Son un poco más de 10 presos y hay uno que está sentenciado, que es Martín Enríquez, El Chelas, es el que abrió en la casa de seguridad un espacio para hacer una lápida donde enterró a mi pequeña, por allá por Tlalpan.

¿Quiénes faltan por detener?

—Falta una enfermera por detener que fue la que le aplicó la inyección, porque cuando me trataron de mandar un dedo de mi niña, nunca pudieron hacerlo, porque aparentemente se les murió de inmediato y no sufrió tanto.

Ya son muchos años y no hay razón por la cual me digan que estos delincuentes son inocentes, que están investigando tortura, y que están investigando el debido proceso y todo eso que nos tienen metidos en el cerebro a las víctimas desde hace mucho tiempo.

¿Qué considera que tiene detenida la sentencia?

—Amparos permanentemente, no van a las audiencias, o sea, hacen lo que quieren y no hay poder humano, no sé cómo salió Alejandro Martí con su chamaco, que ya todos están casi sentenciados. Yo lo que le pido a la autoridad es que hagan su trabajo, lo más rápido posible, porque la justicia, como dicen, para que sea justicia debe ser rápida y expedita.

Estoy desesperado, porque soy un hombre ya de 80 años, no me gustaría, de ninguna manera, faltarle a mis hijos, a mis nietos, a mis nueras, a la mamá de Silvita, no me gustaría faltarles, y pues ya me fui, pero no hubo sentencia. Yo quiero antes de que termine mi vida que haya una sentencia, y una sentencia rotunda como en el caso de Alejandro Martí.

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¿Ha tenido acompañamiento de la FGR?

—Hemos estado en contacto con la Fiscalía General de la República y nos han dado respuesta, algunos amparos que han tratado de meter estos personajes no han procedido, eso es algo bueno, pero de repente cambian de juez, cambian de autoridad y hay que empezar de nuevo todo eso es lo que ha hecho más tortuoso la investigación y más difícil poder hacer sentir que lo que estamos haciendo en el aspecto de mis abogados, porque tengo abogados desde que empezó esto.

¿Se siente hasta la madre de no encontrar justicia?

—Me siento muy mal que no haya una sentencia y que nos den largas porque esta banda es reconocida no nada más por lo que le pasó a mí niña, sino por el secuestro de otras personas.

No entiendo por qué la autoridad en lugar de sacudirse estos lastres de casos que son clarísimos, no porque sea Nelson Vargas, simplemente porque son claros los hechos. Yo quiero que me atienda, quiero que resuelvan.

¿No va a quitar el dedo del renglón?

—No, mientras viva y después seguramente mis hijos seguirán con lo mismo. Silvita no se lo merece.