Nación

Anegaciones, por la mala planeación urbana

Zona Metropolitana de Guadalajara, principal afectada; inmobiliarias deciden cómo crece la ciudad, señala experto

El crecimiento del área urbana en las partes altas y la modificación de los cauces naturales provocan constantes inundaciones, señala Luis Valdivia, coordinador de la Licenciatura en Geografía de la Universidad de Guadalajara. CORTESÍA
13/08/2019 |02:40Raúl Torres / Corresponsal |
Redacción El Universal
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Guadalajara.— Las inundaciones en la Zona Metropolitana de Guadalajara son cada año más frecuentes, pero no se debe a un cambio drástico en el clima que provoque lluvias más intensas de lo habitual, sino a una mala planeación urbana dictada básicamente desde los intereses inmobiliarios y al rezago de la infraestructura hidráulica, considera Luis Valdivia Ornelas, coordinador de la Licenciatura en Geografía del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.

Recordó que, históricamente, en la ciudad las precipitaciones van de los 20 a los 45 milímetros y ocurren en lapsos cortos, lo que las hace muy intensas, algo que no ha cambiado.

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En su opinión, el crecimiento del área urbana en las partes altas de las microcuencas de la ciudad, la modificación de los cauces naturales y colectores rebasados por el crecimiento de la urbe son algunos de los factores que provocan las constantes inundaciones.

“Estamos viendo que los cauces de los canales ya no tienen capacidad de conducción y se desbordan; eso pasó en la zona del Bosque La Primavera, en Santa Anita, en Los Colomos, en la zona de Mariano Otero; además hay un rezago en la infraestructura hidráulica de muchas décadas y un problema importante de planeación urbana”, afirmó.

Un par de semanas atrás se registró una fuerte inundación en el Club de Golf Santa Anita y en algunas zonas aledañas ubicadas en los linderos del Bosque La Primavera; aunque no habían tenido problemas similares, en un video que circula en redes sociales se observa cómo un caudal de agua y lodo baja desde el cerro como si fuera una cascada.

“Es un ejemplo clásico de que las urbanizaciones en las partes altas disparan los valores de escurrimiento y los canales ya de por sí confinados y alterados no tienen capacidad de conducción”, advirtió.

Uno de esos desarrollos es El Cielo Country Club, cuya segunda sección fue clausurada el lunes pasado por el ayuntamiento de Tlajomulco por no tener licencias para hacer obras.

El caso incluso escaló a nivel federal cuando los senadores de Movimiento Ciudadano Clemente Castañeda y Verónica Delgadillo impulsaron un punto de acuerdo para que la Semarnat emitiera un dictamen del daño que este desarrollo ha causado al Bosque La Primavera y la Profepa indagara posibles omisiones de la anterior administración municipal para favorecer al constructor.

Valdivia Ornelas señala que esta dinámica de permitir a los desarrolladores inmobiliarios dictar el modelo de crecimiento urbano no es nuevo en la ciudad y que desde el año 2000 se aceleró el crecimiento urbano en las partes altas.

“Es un problema serio que ya tiene implicaciones en la viabilidad. Se culpa a otras cosas, pero la realidad es que se ha dejado que los grupos inmobiliarios decidan la forma en que crece la ciudad, y ellos, en aras de maximizar ganancias, todo urbanizan, alteran y modifican”, opinó.

En otro video viral de hace unos meses se ve a un grupo de músicos tocando el tema de la película Titanic mientras el agua se filtra por todos lados en el interior del centro comercial Plaza Patria, construido en el lecho de un arroyo, por lo que se ha inundado varias ocasiones.

Valdivia Ornelas recuerda que el problema de modificación de canales naturales comenzó a principios del siglo XX, cuando se entubó el río San Juan de Dios para construir la Calzada Independencia y desde entonces han desaparecido cinco cauces importantes en la urbe y se han alterado al menos siete arroyos.

Otro factor que incide en el problema es la capacidad de los colectores de la ciudad, que con la densificación urbana están a su máxima capacidad, por lo que no pueden captar y trasladar el agua de una tormenta fuerte.“Se tiene que entender que somos una ciudad vulnerable en una zona de precipitaciones severas, por lo que se debe establecer un programa específico, con una estrategia distinta de urbanización, con códigos de construcción adecuados para el tipo de tormentas que tenemos (…) debe ser una política que vaya de la parte alta a la parte baja con una gran cantidad de pequeñas obras para restaurar el ciclo del agua”, consideró el investigador.

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