En realidad el gobierno del presidente no tenía opción. La captura o recaptura de Ovidio Guzmán López, alias El Ratón, hijo de Joaquín Guzmán Loera, era cuestión de tiempo.

Hay, al menos, cuatro razones por las que el gobierno mexicano no podía dejar en libertad a uno de los tres Chapitos.

1) Con la detención y posterior liberación de Ovidio aquel 17 de octubre de 2019, el Culiacanazo, el gobierno mexicano y el Ejército mostraron serias deficiencias en sus capacidades de inteligencia y operativas. No dimensionaron la reacción de Iván y Alfredo Guzmán Salazar, los otros dos hijos de "El Chapo", ubicados como los Chapitos. Entonces el gobierno mexicano optó por ceder a la presión de los criminales y sentó un precedente penoso.

2) Ovidio se volvió un ícono de la estrategia deficiente del gobierno federal, y tras ese día se fortalecieron los tres hermanos. Hay claras evidencias que una de las células inició operaciones en el Ciudad de México pero fue replegadas por el gobierno local, y en Culiacán los Chapitos incrementaron el control del narcomenudeo y los negocios ilegales: no hay máquina tragamonedas que no tenga permiso de los Menores, como también se les llama. En otras zonas de México también se fortalecieron.

3) Estados Unidos no ha parado con su presión a México. La tragedia más fuerte en materia de drogas que padece ese país se debe a la venta de fentanilo, y las autoridades han volteado a ver México, en particular al Cártel de Sinaloa, como el responsable.

Y justo es Sinaloa la zona donde más se ha detectado la producción de fentanilo.

4) En publicamos, con información del Ejército obtenida por GuacamayaLeaks, que la mayoría de las pastillas de fentanilo que se decomisan por aire proceden de Sinaloa, y en una respuesta que la autoridad me dio vía transparencia, se informa que de las 24 máquinas tableteadoras de pastillas de fentanilo aseguradas por la Secretaría de la Defensa Nacional, 16 se hallaron en Culiacán y 8 en Tijuana. Son las únicas.

En realidad el gobierno federal no tenía opción, debía sacarse esa enorme espina llamada Ovidio Guzmán López.

Tal vez sea un buen momento para intentar retomar el control de la seguridad de un país en llamas.

ml

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