El presidente genera un ambiente de hostilidad para la libertad de expresión cuando descalifica a la prensa y “criminaliza socialmente” a los periodistas, opinó Érika Guevara, directora para las Américas de Amnistía Internacional.

La especialista señaló que el Mandatario no debe arremeter contra los periodistas, sino escuchar las críticas que le hacen para mejorar sus políticas públicas.

Guevara Rosas advirtió que en los últimos dos años han sido asesinados al menos 15 periodistas, síntoma de que no se han tomado las medidas necesarias para prevenir las violaciones a los derechos humanos.

Agregó que las agresiones contra periodistas están relacionadas con dos factores: la violencia que prevalece desde el sexenio de Felipe Calderón y la política de seguridad con la que se utiliza a las Fuerzas Armadas para combatir al crimen organizado.

Estos elementos siguen presentes en México, por lo que la representante de Amnistía Internacional vaticinó que la libertad de expresión enfrentará un futuro adverso con más asesinatos de periodistas si no se toman cartas en el asunto.

¿La libertad de expresión está garantizada en México?

—México sigue atravesando una de las peores crisis de materia de derechos humanos en todo el hemisferio, que se ha profundizado sobre todo en la última década con la mal llamada guerra contra el narcotráfico y la militarización de las problemáticas sociales.

Ciertamente, México no es un país que limite la libertad de expresión en términos generalizados, es decir, no existen legislaciones o intentos de políticas por parte de las autoridades para limitar la libertad de expresión; sin embargo, sí existe un contexto permisible para que se viole ese derecho.

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México es de los países que ocupan las listas de naciones que suman el mayor número de periodistas asesinados.

¿Cómo vincula la guerra al narco con la violencia contra periodistas?

—Muchos periodistas, sobre todo aquellos que denuncian la colusión de las entidades del Estado con grupos del crimen organizado y violaciones a los derechos humanos, han sido los más afectadas por la violencia radical, incluidos los asesinatos, y también sufren amenazas en contra de su integridad, de su vida, e inclusive son personas criminalizadas.

¿Hay otros factores de riesgo para los periodistas?

—Además de la violencia y las fallidas políticas de seguridad también hay un tema discursivo, una narrativa que se ha creado, y ahí tienen una altísima responsabilidad las autoridades del más alto nivel, incluido el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Es una narrativa en la que se estigmatiza, prácticamente se criminaliza socialmente a la prensa. Cualquier crítica que provenga de un medio de comunicación es respondida por el propio Presidente con una etiqueta, diciendo que son de grupos conservadores, y ese tipo de cosas no sólo representan un atentado de hostigamiento en contra de la persona que recibe el ataque, sino que también genera un ambiente hostil para los periodistas y sobre todo genera un ambiente hostil para la libertad de expresión.

¿Entonces las palabras del Presidente sí tienen efecto?

—Vemos de manera positiva que un Presidente tenga una conferencia matutina todos los días, pero también tenemos a un Presidente que aprovecha estos espacios para atacar, señalar y estigmatizar a los defensores de derechos humanos y a los medios de comunicación.

Eso genera un ambiente de altísima hostilidad y un ambiente que termina perpetuando y alimentando la violencia contra estas personas sin que se reconozca su labor.

Cualquier crítica de cualquier medio frente a una política de Estado es asumida por el propio presidente López Obrador como un ataque personal, en vez de tomarlo como una crítica constructiva que le permita hacer mejorías en sus políticas públicas.

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¿Cómo debería ser la relación entre el Presidente y la prensa?

—Tiene que ser una relación donde se construya un espacio para la crítica constructiva. Las autoridades no pueden olvidar que son las responsables de construir en democracia estos espacios de crítica constructiva, para que además pueda servir a las autoridades para ajustar las políticas públicas a la realidad.

Los periodistas son los que le van tomando la temperatura a la sociedad, entienden de manera más orgánica e integral los problemas que enfrenta la sociedad, y por ende hay que escucharlos de manera constructiva y tolerante.

¿Se está haciendo un esfuerzo por prevenir las agresiones contra periodistas?

—Esta nueva administración llegó con un cambio discursivo y pensábamos que iba a haber una mejoría, pero lo que lamentablemente vemos es una repetición de una política de Estado que claramente ha sido incapaz de atender la grave crisis en materia de derechos humanos.

Me atrevería a decir que este gobierno ha sido indolente y negligente para atender las violaciones a los derechos humanos.

¿El presidente López Obrador ha sido como otros funcionarios o es diferente?

—En realidad no ha habido ningún cambio, es simplemente la retórica, y todos los gobiernos prometen que habrá cambios sustanciales, pero la realidad es que son promesas de papel, con algunos cambios legislativos o en las instituciones.

La violencia sigue, los índices de violaciones a los derechos humanos se mantienen y no vemos una acción contundente por parte de las autoridades para atender la situación.

Le quitaron el fideicomiso al Mecanismo de Protección de Periodistas, ¿qué sigue?

—Con la eliminación del fideicomiso, que era el canal por donde ingresaban recursos al mecanismo, hay una altísima alarma sobre cuál será la política que implementará el gobierno federal para atender esta situación de violencia contra los periodistas.

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Lamentablemente las autoridades no han dado una respuesta al tema. Lo que queda es seguir utilizando los canales institucionales a través del sistema de justicia mexicano y ejercer presión a través de los mecanismos y los órganos internacionales competentes, por ejemplo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la ONU.

¿Cómo ve a futuro la libertad de expresión en México?

Lo que visualizamos es un contexto muy adverso, un contexto que si no se atiende va a empeorar y se van a acumular las muertes de periodistas.

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