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Al descartar que los señalamientos del presidente Andrés Manuel López Obrador contra la prensa y columnistas que lo critican pongan en riesgo la libertad de expresión, la periodista y escritora Elena Poniatowska advierte que el Mandatario se siente el más criticado porque él mismo se expone voluntariamente en sus conferencias mañaneras.
En entrevista con EL UNIVERSAL, enfatiza que el Presidente de la República no puede estar por encima de la pobreza, el sufrimiento y las pérdidas que sufre su país, pero sí debe estar por arriba de las críticas circunstanciales.
“La crítica es siempre momentánea y es siempre circunstancial. Hay críticas por ideología que pueden durar toda la vida, pero a veces pasa que incluso entre la gente de izquierda hay muchísima gente que tiene pensamientos de derecha o incluso fortunas de derecha o posturas de derecha o que actúan o tratan a las personas que trabajan con ellos con actitudes de derecha que pueden ser hasta de faltas de respeto o maltrato”, señala.
Poniatowska considera que el Presidente tiene derecho a molestarse por las opiniones contrarias a él, pero debe aceptarlas, pues de lo contrario dejaría de cumplir todo aquello en lo que él cree, y defiende que es un país verdaderamente democrático.
¿Cómo ha cambiado la relación de la prensa y el poder?
—Cuando me inicié como periodista, en 1953 en Excélsior, había tres tabús, tres temas que no podíamos tocar jamás, que eran la Virgen de Guadalupe o la religión, en general el presidente de la República y todo lo que tenga que ver con la Presidencia, y tampoco se hablaba de las grandes fortunas en aquella época de la clase política, y ahora depende de cada periodista.
Yo creo que, en general, tener una relación con el presidente de la República es muy difícil porque no es fácil abordarlo; puedes abordar a un candidato porque su trato es el de un hombre que está luchando por llegar a ocupar un sitio de privilegio.
¿Cuáles son las verdaderas amenazas de la libertad de expresión?
—La actitud de un gobierno en contra de que se digan las verdades de ese gobierno es una amenaza a la libertad de expresión y es algo que no podemos aceptar, es inadmisibile.
¿El presidente López Obrador está en contra de que se diga la verdad?
—Para mí no es así. Él se puede enojar, pero profundamente tiene que aceptarla [la verdad], y si no la acepta está incumpliendo con todo aquello en lo que él cree y que debe creer: que es un país democrático y libre en el que todos se puedan manifestar.
¿Cómo percibe la relación del presidente Andrés Manuel López Obrador con la prensa?
—Bueno, ellos van a la mañanera todos los días y lo escuchan.
En mi opinión, yo no haría una mañanera cada día porque finalmente el día del Informe presidencial el Mandatario ya lo dijo todo. La mañanera en cierta manera elimina el informe anual.
Si todos los días habla se pueden hacer consideraciones filosóficas sobre lo que sucedió durante un año, pero para el Informe ya todo está dicho.
¿Qué opina de que el Presidente destina tiempo de una conferencia mañanera a hablar contra quienes escriben críticas a su gestión?
—Yo creo que un presidente tiene que estar, no por encima de la pobreza, del sufrimiento ni de la pérdida ni de la falta de salud ni del Covid-19, pero sí por encima de las críticas circunstanciales, porque en la vida una persona que fue muy crítica puede de repente ya no serlo, cambiarlo.
La crítica es siempre momentánea y es siempre circunstancial. Hay críticas por ideología que pueden durar toda la vida, pero a veces pasa que incluso entre la gente de izquierda hay muchísima gente que tiene pensamientos de derecha o incluso fortunas de derecha o posturas de derecha o que actúan o tratan a las personas que trabajan con ellos con actitudes de derecha que pueden ser hasta de faltas de respeto o maltrato.
Es muy difícil encontrar un ser humano que sea totalmente de derecha, no lo hay.
¿Qué dirían periodistas como Miguel Ángel Granados Chapa o Julio Scherer si vivieran ahora esta dinámica nueva que se tiene con el presidente López Obrador?
—Tanto Granados Chapa, que era un editorialista extraordinario, como Julio Scherer quisieron mucho a López Obrador.
Cuando fue la huelga en el Zócalo, Julio Scherer, y yo lo vi con mis ojos porque yo estaba en la tienda, desde el momento en que entró Scherer pasó fácil una hora o tres cuartos de hora con Andrés Manuel López Obrador dándole la razón en todo.
Y la misma actitud yo vi en Granados Chapa, que por desgracia murió, que también era un periodista solidario de López Obrador, así que no eran periodistas críticos de él ni de su movimiento ni de su huelga en el Zócalo, que muchos otros sí criticaron por las pérdidas de dinero que provocó.
¿El presidente López Obrador es el más atacado de los presidentes?
—Es que él se expone más que ningún otro presidente de la República que a mí me haya tocado jamás. Mucho más que Ruiz Cortines, Miguel Alemán o que ninguno. Él se expone a la crítica, puesto que diario, diario está en la plaza pública, pero esa es una decisión que él tomó y que quiere seguir tomando.
Yo considero que con dos mañaneras a la semana ya estarían cubiertos los problemas, que no es necesario que todos los días esté hablando porque incluso en el Informe presidencial ya no queda mucho por decir. Cuando antes esperábamos el Informe presidencial de cada año, lo esperábamos con verdadera ilusión porque seguramente habría revelaciones.
Estas revelaciones ya no las hay porque ya son cotidianas.
¿Las críticas que hace el Presidente desde las mañaneras contra quienes lo contradicen ponen en riesgo la libertad de expresión en México?
—No, porque la libertad de expresión es algo que todos queremos preservar porque lo importante de un país es justamente su libertad de expresión.
Finalmente, yo como periodista, y muchos otros, lo primero que defiendo es la libertad de expresión.
Yo no defiendo la corrupción y hay columnistas que caen en la corrupción, como Carlos Denegri o Julio Teissier, que fue un periodista corrupto que se enriqueció con el periodismo.
También hay periodistas críticos, como el de la gran escuela de periodismo que tiene México que es la Carlos Septién García, que lleva el nombre de un periodista admirable que nunca buscó ni el reconocimiento ni la fama y que fue un gran formador de periodistas honrados.
¿Cómo percibe el nombramiento de Isabel Arvide como cónsul en Estambul?
—Es un error. Creo que no concuerdo para nada con este nombramiento y no sé a qué responde, pero desde luego siento que no enorgullece al gremio periodístico y tiene de verdad hasta un lado ofensivo para nosotros.
¿Los periodistas son más libres hoy que en los 70 o hay un retroceso al “no tocar” a quienes están en el poder?
—Creo que cada periodista tiene su propia conciencia y admiro muchísimo a los periodistas críticos. Tengo una gran devoción por la crítica en el periodismo y creo que es lo que nos es útil y nos salva, porque finalmente todo periodista tiene una obligación moral al entrar a un medio de comunicación: la de ser leal a la verdad.
¿Alguna vez le ha dicho al Presidente que hay decisiones que él toma con las que usted no está de acuerdo?
—No he visto al Presidente más que una sola vez.
Es muy difícil acercarse y platicar con él, la situación cambia radicalmente. No lo he visto ni he solicitado verlo ni lo voy a hacer porque, la verdad, no quiero quitarle el tiempo.