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Desde la conferencia matutina del Presidente se miente y se difama con impunidad, considera el periodista Daniel Moreno, director general editorial del portal Animal Político. Es mentira, asegura, que estos eventos representen un diálogo circular con Andrés Manuel López Obrador o un ejercicio de transparencia.
Crítico con el gobierno federal, pero también con la prensa, Moreno Chávez afirma que la asignación de publicidad gubernamental, que en sexenios pasados se utilizó para evitar el periodismo libre, se continúa haciendo con criterios poco claros. Mientras tanto, los medios que siempre hicieron periodismo, lo siguen haciendo; y los oficialistas aún lo son, sólo que ahora se cambiaron de camiseta.
“Lo que quieren es propaganda, que la voz del gobierno sea la única y eso es la parte más preocupante”, afirma.
Lamenta que el gobierno federal no quiera que se haga periodismo en el país, sino propaganda, y que busque desacreditar al mensajero para distraer sobre la información.
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¿En qué estado está la libertad de expresión?
—En este país matan a periodistas y los crímenes quedan impunes; cualquier evaluación sobre libertad de expresión tiene que partir de ahí.
El debate actual tiene mucho que ver con periodistas y opinadores de la Ciudad de México. Hoy, los márgenes de libertad de expresión son muy amplios: prácticamente puedes decir lo que quieras y hay espacios dispuestos a publicarlo; [sin embargo] quienes ejercen su libertad de expresión para hacer crítica a políticas públicas, estilos de gobierno, son asediados desde el poder y [por] sus propagandistas, provocando autocensura.
¿Es intencional?
—Creo que sí.
¿Qué pasó tras las elecciones de 2018?
—El cambio de régimen político generó en ciertos sectores del periodismo una animadversión al poder que los ha hecho mucho más críticos de lo que habían sido antes y eso es inocultable; sin embargo, también creo que este gobierno está lejos de promover cambios en el sistema de medios y ha alentado una crítica donde todo disidente es sospechoso.
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Se distrae de los hechos con descalificaciones...
—La salida fácil es decirles “pasquín”; la compleja es rendir cuentas. La mañanera es un espacio para comunicación con los simpatizantes del Presidente y para la propaganda, pero no para la rendición de cuentas, la transparencia, ni para la información rigurosa y verificable.
En la mañanera se llega al extremo de mentir y difamar cuando el Presidente considera que se trata de un opositor, no hay ningún interés en precisar la información, dar pruebas. Es la descalificación por la descalificación.
¿Es verdad, como dice el Presidente, que se quitó el bozal a los medios?
—Es celebrable que se haya disminuido el gasto en publicidad; sin embargo, es insuficiente. Vemos la misma discrecionalidad que antes pero con una cantidad menor [de recursos]. Si creemos que a los medios se les quitó el bozal quitándoles la publicidad, tendríamos que decir que ciertas televisoras y periódicos hoy no pueden hacer crítica porque reciben mucho dinero público. No lo creo así.
Sí creo que la publicidad oficial fue la principal herramienta de gobiernos anteriores para evitar el periodismo libre, pero quienes desde antes hacían periodismo, hoy lo siguen haciendo; la prensa oficialista cambió su camiseta y sigue siendo igual.
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¿Cómo se tendría que distribuir esta publicidad?
—Se tiene que regular con criterios claros, objetivos, audiencia. Necesitamos reglas verificables y cumplibles. La publicidad oficial debe existir, porque sirve para que el gobierno haga llegar su mensaje y para garantizar el derecho a la información.
Cuando a Animal Político el presidente López Obrador lo acusó de recibir financiamiento de organismos internacionales para atacar al Tren Maya, usted tuiteó: “Lo que no quieren es periodismo”.
—Esta denuncia, por decirle así, del Presidente de la República, es un ejemplo de cómo en la mañanera se puede mentir y difamar, impunemente. Probamos que era mentira y no hubo ninguna rectificación o disculpa.
No es la primera vez que lo hace: Animal Político, EL UNIVERSAL, Reforma, Proceso, Mexicanos Contra la Corrupción. Es mentira que [la mañanera] sea un diálogo circular, porque el desmentido que sacamos nosotros no tiene ni de lejos el impacto y la audiencia del pronunciamiento presidencial.
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Recibir donativos de fundaciones para hacer trabajo periodístico es algo que pasa en todo el mundo: hay reglas definidas, públicas, se puede documentar que no hay influencia en la línea editorial.
Lo que parece interesar es que no haya periodismo, porque si la publicidad oficial se boicotea y se entrega sólo a los cuates, si el financiamiento privado es escaso, si el modelo de suscripciones que tenemos más de un medio es atacada, bueno, pues entonces, ¿de qué quieren que vivamos?
¿Qué quiere el gobierno?
—Lo que quieren es propaganda, que la voz del gobierno sea la única, y eso es lo más preocupante de todo: el derecho a la información. Hoy al lector, radioescucha y televidente le cuesta mucho más trabajo que antes allegarse de información oportuna, veraz e imparcial.
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Hoy lo que tenemos es que el ejercicio periodístico libre es atacado por los propagandistas, es descalificar al autor de la información y se confunde a los lectores sobre cuáles son las fuentes de información creíbles y cuáles no, hasta llegar al extremo de sostener que la única información válida es la que emita el gobierno.
Ni los periodistas ni los ciudadanos podemos conformarnos con eso; tenemos la obligación de verificar esa información y de contrastarla; no podemos, ni de lejos, ser meros micrófonos para la propaganda oficial.