Categórico, Porfirio Muñoz Ledo afirma que el presidente Andrés Manuel López Obrador ya no tiene cartas para imponer a su sucesor o sucesora; mientras que observa con agrado que la oposición ha comenzado a organizarse buscando un método de elección interna con miras a un gobierno de colación.
“Una esperanza recorre la nación, que por primera vez podamos asegurar elecciones libres en México; ya lo hicimos cuando la Corriente Democrática de 1988 ganamos y hubiéramos gobernado si el INE hubiera existido o si el Poder Judicial de la Federación se hubiera hecho garante del proceso como lo está haciendo ahora”, dice el expresidente de la Cámara de Diputados.
En entrevista telefónica, Muñoz Ledo —padre de la Reforma del Estado— adelanta que en tres meses habrá candidatos, con una oposición que puede llegar a acuerdos, y con Morena frente al reto de conservar la unidad.
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“Es más fácil que la oposición se una en este momento; al que le será difícil llegar a un acuerdo es al partido mayoritario, ese es el tema”.
Señala que los acontecimientos políticos recientes anuncian el estallido del partido en el poder cuando menos en sus pretensiones hegemónicas, porque cada aspirante está buscando un camino por la legalidad, cada vez está más lejos la posibilidad de que un grupo, corriente, o una persona se impongan en la sucesión presidencial.
Analiza que dentro de Morena hay perfiles decididos a luchar para que se respeten sus derechos, por lo que se congratula, ya que la defensa de los organismos electorales autónomos —INE y el Tribunal Electoral— sirven de mecanismo de defensa de las minorías dentro de los propios partidos.
Agrega que la oposición formal —PRI, PAN, PRD—, está organizando la competencia interna entre partidos para hacer un gobierno de coalición nacional, como lo permite la ley.
Muñoz Ledo puntualiza que “no es pensable” que el canciller Marcelo Ebrard dé marcha atrás en las aspiraciones políticas, porque tiene promesas de parte de López Obrador desde 2012.
“Como dijo hace poco, ‘yo soy la corcholata más antigua’; la jefa de Gobierno de la Ciudad, Claudia Sheinbaum, está actuando con mesura, pero no trata de imponer tampoco ningún método, ni siquiera el cónclave de gobernadores que la favorecería. Veo con razonable optimismo una sucesión presidencial abierta y civilizada”, dice.
Llama a retomar el camino de la transición democrática, porque eso es lo que inició en 1988, un movimiento interno dentro del partido hegemónico, entonces el PRI, con el lema “todos contra el dedazo”. Ahora “ese vuelve a ser el lema, de los grupos, los partidos, fracciones y personalidades tanto para Morena como para la oposición”.
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Muñoz Ledo asegura que a estas alturas de la sucesión no ve al presidente López Obrador como un fullero, con cartas marcadas, pues aunque quisiera no tiene con qué hacerlo.
“Sin ánimo de ofender, Andrés Manuel ya no tiene cartas en este proceso, ya se le acabó la pista, él no puede siquiera imponer un candidato, porque sólo se expone a que Marcelo, con mucha razón, y llamándose a engaño, se lance por la libre, y a que Ricardo Monreal organice su propia corriente democrática”, enfatiza.
Finalmente, ve con agrado que el PJF ha dejado en claro que ya no hay un “mandamás” y que no hay nadie en México que esté sobre el Poder Judicial, “esa es una nueva realidad”.