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Poza Rica, Ver.— Durante su gira por esta ciudad y ante simpatizantes, el presidente Andrés Manuel López Obrador puso a consulta a mano alzada si debe responder a su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump, por las duras amenazas que lanzó ayer sobre que en la próxima semana cerrará la frontera con México para evitar que entre a territorio estadounidense una nueva caravana de migrantes centroamericanos.

López Obrador, que horas antes, en conferencia de prensa en Palacio Nacional, rechazó engancharse y hasta respondió con un “zafo” a la polémica desatada por el presidente estadounidense, preguntó a los ciudadanos reunidos en la Plaza Cívica 18 de Marzo de Poza Rica:

—¿Le debo de contestar?

—¡Nooooooooo! —le respondieron al unísono.

—A ver, levanten la mano los que piensen que le debo de contestar —insistió el Presidente, mientras que nadie en la Plaza Cívica 18 de Marzo se animó a levantar la voz.

—A ver, que levanten la mano quienes piensan que debemos actuar con prudencia.

Como respuesta, la mayoría de los asistentes, incluso el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, y la secretaria de Bienestar, María Luisa Albores, levantaron la mano derecha.

—¡Ese es mi pueblo! —expresó López Obrador, mientras aplaudía la decisión que tomaron los ciudadanos, como si se tratase de una asamblea.

En el evento para entregar apoyos de los programas de bienestar reiteró que no va a pelear con el gobierno de Estados Unidos: “Amor y paz”.

Antes, López Obrador dijo que hay una polémica con Estados Unidos porque en Centroamérica no hay opciones de desarrollo y la gente se echa a andar para buscarse la vida.

“Son derechos humanos, el derecho a vivir libre de miseria, por eso no se puede condenar la migración. Esto lo decía un buen presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt: La libertad de expresión, de manifestación, de creencia, es muy importante, la libertad de manifestación de las ideas y a vivir libre de miserias”.

Antes, en conferencia de prensa matutina y luego de que el mandatario de Estados Unidos advirtió que cerrará “la maldita frontera” si México no detiene la caravana migrante, López Obrador respondió con un “zafo”, y dijo que no se va a enganchar con un tema que tiene tintes políticos y electorales.

“Eso de las caravanas tiene que ver bastante con lo político y lo electoral, por eso no me voy a enganchar con este asunto. Como dicen los jóvenes: ‘zafo’”, subrayó.

El presidente pidió no darle mucha relevancia al tema, ya que su gobierno cuidará que el flujo migratorio que pasa por México lo haga en el marco de la ley, de manera ordenada, sin violaciones a los derechos humanos.

“Estamos haciendo nuestro trabajo y no voy yo a polemizar sobre esto, voy a ser muy prudente, por una serie de circunstancias, entre otras porque queremos llevar una muy buena relación con Estados Unidos”.

Ante las críticas a sus programas de bienestar, López Obrador dijo que “claro que hay que enseñar a pescar, pero también la justicia es atender a la gente humilde, a la gente pobre. Esa es la función del gobierno. Hasta los animalitos, que tienen sentimientos, ya está demostrado. Ni modo que se le diga a una mascota: ‘A ver, vete a buscar tu alimento’. Se les tiene que dar su alimento, sí, pero en la concepción neoliberal todo eso es populismo, paternalismo”.

En otro tema en el plano internacional, el Jefe del Ejecutivo federal rechazó que su esposa, la historiadora Beatriz Gutiérrez, haya tenido alguna injerencia en las cartas que envió al rey de España, Felipe VI, y al papa Francisco, en las que les propone pedir perdón por los agravios cometidos contra pueblos originarios durante la Conquista.

“Acerca de Beatriz [Gutiérrez], que ella tiene mucha injerencia, sí es una mujer con criterio y desde luego nos comunicamos y platicamos, pero pues la responsabilidad es del Presidente”, aseguró en su conferencia.

El titular del Ejecutivo incluso bromeó con que algún personaje lo llamó “mandilón”, lo que le provocó risa.

El mandatario dijo que con sus cartas se generó un debate que es bueno, porque se despertó en interés por la historia y salió el racismo que estaba en el subsuelo.

Más tarde, López Obrador se tomó un tiempo para hacer una visita guiada por el elevador más viejo de la época porfirista de Palacio Nacional y salir a la calle Corregidora para saludar a los transeúntes.

Cargando la edición vieja del libro Formación Cívica y Ética de sexto grado, el presidente salió de su oficina y subió el elevador que aún es de reja y palanca.

Después de dar algunos pasos, una mujer de la Policía Militar le abrió una de las puertas laterales del Palacio Nacional para salir a la calle Corregidora. En instantes, se acercan algunos transeúntes que lo saludaron y le pidieron una selfie.

El Presidente volvió a subir por el elevador de la época porfirista hasta llegar a la Biblioteca de Palacio Nacional, y al llegar a la oficina ya lo esperaban la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto; el coordinador de asesores, Lázaro Cárdenas Batel, y el pintor Gabriel Orozco, quien apoyará en algunos trabajos.

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