Sergio Sarmiento, periodista con más de tres décadas de experiencia, ha vivido gobiernos de diferentes partidos políticos —PRI, PAN y Morena— y con proyectos de nación distintos. Con todo ese bagaje, asevera que de entre todos los presidentes de México que ha visto, Andrés Manuel López Obrador es el más sensible y el más reacio a aceptar la crítica.
Sarmiento Fernández de Lara rechaza que López Obrador sea el Mandatario federal más atacado por los medios de comunicación en los últimos 100 años, pues no hay cifras para comprobar esa hipótesis.
Al mismo tiempo, critica que el Presidente de la República fomenta linchamientos contra los periodistas críticos a su administración.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el autor de la columna Jaque Mate señala que el Titular del Ejecutivo federal no ha limitado la libertad de expresión, en el sentido de que no ha prohibido a nadie dar sus opiniones; sin embargo, la prensa sí está sometida a presiones por las descalificaciones que sufre en las conferencias matutinas diarias que ofrece el Mandatario federal.
El periodista lamenta haber sido víctima de estos señalamientos en cuatro ocasiones y explica que las descalificaciones derivan del carácter narcisista del presidente López Obrador, quien cree que tiene la razón y los que lo contradicen son sus enemigos.
¿Cuál es el panorama de la libertad de expresión en México en la actualidad?
—Estamos viviendo una situación complicada, por una parte me parece que en términos generales el gobierno no ha violado el derecho a la libertad de expresión, no ha prohibido que quienes tengamos puntos de vista críticos nos expresemos, pero estamos viendo más presión que nunca a través de ataques en las conferencias de prensa mañaneras [en Palacio Nacional].
Hemos tenido muchas amenazas, descalificaciones por parte del Presidente a periódicos como EL UNIVERSAL, Reforma o El Financiero, a columnistas, a mí me ha tocado cuatro veces, y por su puesto en redes sociales vemos a un grupo de simpatizantes del Presidente de la República que no sólo descalifica, sino que difama, calumnia y amenaza.
¿Estas presiones a los periodistas son comunes?
—En este momento las presiones han sido más abiertas que en el pasado. En mi caso no ha habido un solo gobierno que no se haya molestado por cosas que haya escrito, pero no se ventilaba con amenazas abiertas en una conferencia de prensa, no se reía de mí el Presidente de la República en una conferencia de prensa, eso no existía.
Había presiones, me imagino que sí, pero yo no he resentido actos de censura por lo menos desde los años 80, cuando curiosamente Manuel Bartlett Díaz era secretario de Gobernación (1982-1988), ahí sí hubo más actos de censura, aunque yo era un periodista muy desconocido, bastante joven.
Usted ha escrito que López Obrador utilizó a los medios de comunicación para llegar al poder y luego se incomodó con ellos, ¿cómo ha sido esa relación?
—El presidente López Obrador siempre ha sido un gran comunicador y siempre ha sabido generar atención por parte del público, lo ha hecho muy bien, él afirmaba, por ejemplo, que había un cerco informativo que impedía que los medios lo entrevistaran o sacaran notas sobre él. En lo personal mi problema era conseguir que me aceptara las entrevistas, a mí sí me aceptaba entrevistas de vez en cuando, pero había que estarle suplicando.
Ahora, nunca me ha concedido una entrevista porque me considera un reportero de oposición, pero cuando él era de oposición decía abiertamente que yo sí le permitía hablar, que sí le permitía expresar sus puntos de vista.
El presidente López Obrador dice que es el más atacado en la historia, ¿es así?
El presidente [Andrés Manuel López Obrador] ha dicho que es el más atacado y el 25 de septiembre de este año presentó las columnas [de un día previo] de EL UNIVERSAL, Reforma, El Financiero, El Heraldo y La Jornada, me parece que eran siete periódicos. Yo aparecí en la lista y dijo [el Jefe del Ejecutivo federal] que había tenido un punto de vista crítico.
Lo curioso del caso es que Luis Estrada, de la firma Spin, hizo el mismo ejercicio para el segundo año de gobierno de Enrique Peña Nieto [con periódicos del 24 de septiembre]. López Obrador tuvo 66% de opiniones negativas y Peña Nieto resultó con 73%.
La información que tenemos en este momento no señala que él sea el Presidente de México más atacado, lo que sí indica es que es el Presidente de la República más sensible a la crítica, el más reacio a aceptar la crítica.
¿Y por qué afirma que es el Presidente de México más atacado, si no es verdad?
—Parte del problema, me imagino, es un conflicto de narcisismo. El Presidente de la República no se considera un político tradicional, por eso dice: ‘No somos iguales, no me pueden comparar con los demás y yo soy todo lo bueno y todo lo honesto’.
Cuando tú te consideras alguien sin posibilidad de error, sin posibilidad de pecado, sin asomo de deshonestidad, vas a considerar a quien te cuestione, a quien te critique, necesariamente como un enemigo del pueblo.
Henrik Ibsen tiene una obra de teatro que se llama El enemigo del pueblo, que tiene una situación similar y un pasaje de linchamiento, como los linchamientos que muchas veces el Presidente trata de fomentar hacia aquellos medios de comunicación que son críticos [a su gestión].
¿Cómo es para usted realizar su trabajo de periodista después de ser señalado por el Presidente de la República?
—Hasta ahora no he tenido problemas ni agresiones físicas, pero sí he tenido o recibido insultos y difamaciones, creo que esta red AMLO que se ha montado en las redes sociales lo que busca es difamar.
¿El presidente Andrés Manuel López Obrador debe moderar su lenguaje?
—El Presidente [López Obrador] debe entender que ya no es candidato, es el presidente de todos los mexicanos, su función es buscar acuerdos, su función es tratar de sacar el país adelante y creo que sí es responsabilidad de los presidentes no insultar y no difamar.
¿Cómo ve a futuro el tema de la libertad de expresión?
—Como siempre, la libertad hay que ganársela, hay que estar peleando constantemente por la libertad de expresión.
En estos momentos, a mi juicio, el presidente López Obrador no ha violado la libertad de expresión, eso es lo que yo pienso, pero eso no significa que no haya la tentación de hacerlo, no sé si de él o ciertamente de algunos de sus seguidores.
Las reacciones del Presidente de la República tan emocionales son un riesgo, hasta este momento ese riesgo no ha llevado a que meta en la cárcel a alguien simplemente por expresar un punto de vista, pero sí tenemos que estar atentos.