Miles de mujeres exigieron el alto a la violencia feminicida y las desapariciones, así como garantizar que puedan sentirse seguras y caminar en libertad, tal como lo hicieron este 8M, en todo México.

También gritaron “¡Justicia!” por las mujeres que ya no están, y cuya memoria buscan preservar todos los días.

“Lo que nos une ya no es el dolor, es la fuerza, el coraje y el amor a nuestras hijas”, exclamó en el Zócalo María Patricia Becerril, madre de Zyanya Estefanía, víctima de feminicidio.

Frente a Palacio Nacional, las colectivas armaron un escenario improvisado, con una camioneta que cargaba bocinas y un micrófono. Le dieron la palabra a cualquiera que quisiera expresar su sentir.

Portando una blusa morada con la leyenda “Tejiendo justicia”, la primera en tomar el micrófono fue María Patricia, cuya hija Estefanía murió cuando realizaba su residencia médica en el Hospital para el Niño Poblano, en 2018. Aunque las autoridades lo manejaron como un suicidio, afirma que fue feminicidio.

“Este 8 de marzo hemos decidido caminar juntas, alzar la voz por las que ya no están, por las que aún tienen miedo de salir, por las que el dolor nos imposibilita incluso hasta levantarse de la cama; por las infancias violentada, mancilladas, ultrajadas, secuestradas”, sostuvo.

Dijo que no pueden celebrar mientras sus rostros reflejan el dolor del asesinato de sus hijas y los feminicidios.

“Hacemos nuestras las calles para visibilizar las situaciones de violencia que se ejercen hacia nosotras y que pareciera que el Estado está muy lejos de comprender, muy lejos de voltear a vernos y darse cuenta que esto es una realidad”, enfatizó.

La madre señaló que es importante generar “una memoria para no olvidar, para crear conciencia y reflexionar sobre este estado de emergencia brutal en el que se encuentra nuestro país”.

Después tomó la palabra Mónica Borrego, madre de Yang Kyung María, víctima de feminicidio, quien señaló que como defensoras de los derechos de las mujeres les preocupa la falta de perspectiva de género en las investigaciones relacionadas con los delitos hacia mujeres, niñas y adolescentes, y la invisibilización de los feminicidios, cuando muchos de los asesinatos son encubiertos tratando de disfrazarse de suicidios o accidentes.

“El actuar negligente de las fiscalías propicia la violación al debido proceso, la revictimización de las víctimas directas y sus familias, la deslegitimación en los medios de comunicación, entre otros negativos impactos.

“Pese al discurso oficial, la realidad se impone. Los datos gubernamentales registran un grave contexto feminicida”, sostuvo la también integrante del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.

Una mujer encapuchada de origen iraní exigió libertad para las mujeres de su país: “La liberación y resistencia de las iraníes será la liberación de las mujeres del mundo. Cuando hay opresión y asesinatos en algún lugar del mundo, no debemos rendirnos, debemos levantarnos para ayudarnos unos a otros”.

Marsha, una mujer trans, sub- rayó que esta lucha feminista será libre y diversa, o no será. “Hasta que la dignidad se haga costumbre”, añadió.

Después pasó otra mujer encapuchada, quien recordó que la lucha no es de un día, sino que es un trabajo constante.

“Hoy vengo y no por gusto. Vengo porque lo necesito, necesito que se haga justicia por lo que me hicieron”, exclamó.

La joven fue abusada a los 14 años y no pudo externarlo sino hasta ocho años después. Sin embargo, cuando acudió ante las autoridades le dijeron que ya no podían hacer nada. Su testimonio fue arropado por las mujeres, que corearon “¡No estás sola!”, “¡No estás sola!”.

para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión y muchas opciones más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses