Desde que llegó la pandemia a México, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha presumido que su estrategia de reconversión ha permitido que ninguna persona se quede sin una cama hospitalaria; sin embargo, un estudio realizado por investigadores del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán detectó que de febrero a junio de 2020, al menos 241 personas fallecieron porque no consiguieron una cama en terapia intensiva en esa unidad de tercer nivel.

El estudio Mortalidad intrahospitalaria por Covid-19 grave en un centro de tercer nivel de atención de la Ciudad de México; causas de muerte, factores de riesgo e impacto de la saturación hospitalaria, realizado en el Instituto de Nutrición, indica que del 26 de febrero de 2020 al 5 de junio de 2020, de 800 pacientes hospitalizados por neumonía por SARSCoV-2 confirmado, 241 murieron durante la hospitalización y, de esa cantidad, 46% no recibió atención en una unidad de cuidados intensivos (UCI).

“De los pacientes que no sobrevivieron, que fueron 110, es decir 46%, no recibieron soporte completo, tenían hipoxemia refractaria, pero no fueron intubados por disponibilidad de camas en UCI”.

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Pese a estos datos, todavía el pasado jueves, tras informar que dio negativo a Covid-19, López Obrador aseguró que su gobierno mantendrá la misma estrategia, que ha consistido en tener disponibilidad hospitalaria, así como de personal y equipo médico; reiteró que el sistema de salud no se ha visto rebasado y que nadie se ha quedado sin atención.

“Estamos procurando que continúe la misma estrategia y fortalecerla, que consiste, desde un principio, en que a nadie le falte una cama, y que no falten médicos, enfermeras, equipos, y que no falten los medicamentos en los hospitales Covid. Que se atienda a todos. Afortunadamente no nos han rebasado las circunstancias; hemos podido atender a todos”, dijo el Ejecutivo.

De igual manera, en septiembre de 2020, poco después del primer pico de la pandemia en el país, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, afirmó que la estrategia contra la pandemia garantizó que ningún estado sufriera por falta de personal médico, insumos y camas hospitalarias.

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“Es motivo de tranquilidad que en ningún momento de la pandemia se superó la capacidad del sistema de atención y esto se demostró en que hubo camas, no sólo la física, sino el ventilador, las bombas de infusión, el equipo médico, las enfermeras, los médicos, inhaloterapeutas, el personal de laboratorio. Siempre hubo disponibilidad para atender a todos que lo han necesitado”, dijo.

Contraparte

En contraste, los investigadores que realizaron el estudio argumentaron que lo llevaron a cabo debido a que la emergencia sanitaria por coronavirus se ha mantenido en América Latina y porque México se ha convertido en el tercer país con la tasa de mortalidad más alta en el mundo.

“Los datos sobre la mortalidad hospitalaria y sus factores de riesgo, así como el impacto del hacinamiento hospitalario en América Latina no se han explorado a fondo”, resalta el documento.

El estudio detalla que de los 800 pacientes que conformaron la población del análisis, la edad promedio fue de 52 años y 61% eran hombres; 85% tenía obesidad; 30%, hipertensión, y 26%, diabetes tipo 2.

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“De esos 800, 559 se recuperaron, lo que equivale a 70%, y 241 fallecieron, es decir 30%; entre los sobrevivientes, 101 (18%) recibieron ventilación mecánica invasiva y 458 (82%) fueron manejados fuera de la unidad de cuidados intensivos; la mortalidad fue de 49%”, detalla el estudio.

Se señala que de los no supervivientes (46%), lo que corresponde a 110 pacientes, no recibieron apoyo completo debido a que no había camas con ventilación mecánica disponibles.

“Dentro de este subgrupo, la principal causa de muerte fue el síndrome de dificultad respiratoria aguda. Aunque la mortalidad bruta parece ser similar a otros grupos, 45% de quienes murieron y 14% de los pacientes hospitalizados que desarrollaron enfermedades críticas y justificaron la necesidad de una cama en UCI, no recibieron atención de este tipo, debido a la falta de disponibilidad de camas”, refiere.

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La investigación detectó que, además, el número de decesos se debió principalmente al porcentaje de la ocupación hospitalaria: “La tasa de mortalidad fue principalmente por la disponibilidad de camas en la UCI, lo que sugiere indirectamente que el hacinamiento fue uno de los principales factores que contribuyeron a la mortalidad hospitalaria”.