Alteraciones o cambios en el sueño, estado de ánimo y apetito son algunos de los indicadores que deben alertar a madres, padres de familia y cuidadores sobre la posibilidad de que niños y adolescentes sufran depresión a consecuencia del aplicado para mitigar el contagio por y, en caso de ser necesario, la ayuda profesional permitirá superar este trastorno.

Especialistas del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) recomiendan el regreso a clases presenciales debido a que la socialización que se da en las escuelas les permite expresarse entre pares, escucharse y entenderse mutuamente, además de que los maestros pueden detectar afectaciones sicológicas y emocionales.

La depresión es un trastorno emocional que causa un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar diferentes actividades, por lo que si un niño se muestra triste por la mañana o todo un día, pero al siguiente cambia de humor por uno positivo, no hay motivo para que sus madres, padres o cuidadores se alarmen, pero si la sensación es permanente, se debe actuar oportunamente, dicen.

Según datos de la Encuesta de seguimiento de los efectos de la Covid-19 en los hogares con niñas, niños y adolescentes, en la capital del país los problemas de salud mental se exacerbaron a partir del inicio del confinamiento.

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