La participación de menores y adolescentes en actividades delictivas es una cifra que sigue registrándose en el país. En cuatro años, la Guardia Nacional (GN) ha detenido a 213 menores en flagrancia, de los cuales 190 son hombres y 23 mujeres.
Las edades oscilan entre los 12 y los 17 años, y los delitos o faltas por los que son aprehendidos son: por posesión de armamento, agresiones, delitos contra la salud, uso de armas deportivas y de juguete para cometer robos, extorsión, robo de combustible y robo de vehículos, entre otros ilícitos.
El mayor número de detenidos fueron de 17 años, grupo donde hay 109 aprehensiones. De ellos, 97 son hombres y 12 mujeres.
Las entidades donde se refleja el mayor número de aprehensiones son: Guanajuato, con 81; Michoacán, con 35; Sonora, con 23, y Jalisco, con 16.
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Elba Jiménez, experta en Derecho Internacional de los Derechos Humanos, denuncia que el crimen organizado se sirve de los adolescentes porque en general no los detienen y en caso de ser aprehendidos a la edad de 16 años. van a estar privados de la libertad un máximo de cinco años y saldrían en libertad en la mayoría de los casos.
Detalla que la responsabilidad va en función del grado de participación, ya que en ocasiones son copartícipes, cómplices o encubridores, y en otras situaciones son casos de delitos de alto impacto, pues son los líderes de grupos que se dedican al secuestro y la trata de personas.
“En una ocasión un [agente del] Ministerio Público en Zacatecas encontró en el celular de un adolescente de 16 años un video donde grabó cómo desollaron a una persona y la forma en que torturaron a otras víctimas.
“En ese caso son autores materiales o intelectuales porque a lo mejor ellos lo planearon y se sirvieron de otras personas en su calidad de líderes del grupo delincuencial.
“También hubo otro caso en esa entidad en donde detenían a un menor en varios operativos y lo dejaban ir, un día le revisan el celular y tenía videos donde él daba órdenes… era el líder del grupo delincuencial, luego las autoridades se enteraron que había cumplido los 18 años y entonces ya realizaron la detención”, refiere Jiménez.
La especialista destaca que la mayoría de los jóvenes que se ubican en este sector son explotados por la delincuencia organizada y otro grupo pequeño son los que cometen los delitos e incluso algunos son líderes de algunas células criminales y están por su voluntad.
La experta resalta que la mayoría de los reclutados están en un estado de necesidad terrible, son gente que no tiene casa ni familia y que salió de sus lugares de origen en busca de una mejor situación, pero desafortunadamente son atraídos por las células delictivas por medio de engaños y son enganchados.
Son víctimas de trata
“Entonces entra el tema de la trata de personas, porque [los jóvenes] son explotados y todos los delitos que están cometiendo los hacen bajo una situación de trata. En este punto, la Ley General de Trata advierte que no deberían ser criminalizados, no obstante se les abre una carpeta de investigación, los responsabilizan de delitos y se violentan sus derechos humanos”, considera.
Alán García, maestro en Derechos Humanos y Democracia por la Flacso México y licenciado en Criminología por el CLEU, comenta que los adolescentes son uno de los pilares más importantes de la delincuencia organizada.
“Son pilares a través de los cuales las células delictivas se han fortaleciendo y avanzado en los últimos años… los pilares son cuatro: la parte financiera, es decir, el lavado de dinero; en segundo lugar, el acceso que tienen a la política; en tercer lugar, el tráfico de armas, así como de drogas, y en cuarto lugar, el aprovechamiento y la explotación fundamentalmente en los sectores más marginados, vulnerables y en las edades más tempranas”, precisa.
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García indica que la edad de los adolescentes es una etapa bastante endeble y donde se presentan conductas de riesgo, búsqueda de la identidad y si eso se combina con las condiciones de precariedad, entonces existen las condiciones sociológicas que hacen que los adolescentes sean muy atractivos para las células delictivas.
Externa que los criminales echan mano de ese sector de la población, “se menciona que utilizan a esa población, a esos sectores, porque no hay consecuencias jurídicas graves en efecto entre 14 y 18 años, pues se supone que los mandan a las comunidades para adolescentes y si tienen menos de 14 no hay consecuencia jurídica, pero se ofrecen terapias, pláticas con los padres”.
El investigador remarca que pensar que esa es la única causa por la cual el crimen organizado utiliza estos sectores es como darle mucha cuerda: “De entrada habría que señalar y contextualizar que en México tampoco es que exista una investigación y mucha persecución de los delitos como para que los criminales piensen más de dos veces en utilizar a los adolescentes”, puntualiza.