Pasión, perseverancia, honestidad y empatía son algunas palabras que podrían describir a Trixia, una mujer que se ha dedicado a trabajar en diferentes oficios para mantener a su familia unida y feliz, pero lo más sorprendente de ella es su lado altruista, que la ha llevado a compartir su cocina para llevar un poco de Haití a los migrantes, a través de la comida.
Fue en 2010 cuando Trixia se empezó a relacionar con Haití y su gente. Viajó a ese país para ser voluntaria luego del terrible sismo de magnitud 7.0 en escala de Richter que sacudió a la región. Durante ese viaje conoció historias, hizo amigos entrañables y vivió un gran amor que le permitió conocer a su hija.
“Como si fuera mi gente mexicana, como mi gente haitiana, yo les abrí mi casa para que cocinen comida al estilo haitiano, para que cuando coman sientan el sabor a hogar, sabor a Haití”, comenta Trixia.
El padre de su pequeña, Jean Rony, tiene 32 años, actualmente lleva 10 años residiendo en nuestro país, lo que lo ha convertido en un hombre de nacimiento haitiano, pero chilango de corazón.
Él también se une a Trixia en la cocina para preparar algunos platillos tradicionales de Haití y se esfuerza en recuperar los sabores distintivos de su tierra natal.
A pesar de ser un residente legal en México, sabe que la gente tiene miedo, que es extraño ver a alguien diferente a ellos, porque él mismo ha vivido ese rechazo, pero esto no le ha impedido aprender y amar al país.
Comprende que los migrantes viajan durante meses, que pasan hambre, frío, que son agredidos y asaltados. Entiende que la situación en el país los orilla a ser duros, que la inseguridad los mantiene alerta y que sienten un constante temor por su vida. Por ello se une a esta iniciativa para dar soporte a los migrantes haitianos.
“Me gustaría que la gente empezara a entender que somos humanos y por qué uno camina nueve países para llegar a un país donde puede tener oportunidad, pero los expulsan y maltratan”, declara Jean Rony.
Su hija también quiso enviar un mensaje, con sus padres a su lado: “Quiero que los demás aprendan a respetar a los otros, no sólo por su color de piel, no sólo porque es rico o pobre, o de dónde viene, hay que respetar a los demás porque son como nosotros; somos humanos”.
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