“Yo le tengo miedo a las leyes, porque a mí no me han ayudado mucho”. Estas palabras y esta historia pertenecen a Karla Jacinto, sobreviviente de trata de personas. Una mujer valiente a la que tuve el privilegio de entrevistar hace unos días. Karla fue víctima de un delito que lamentablemente no se denuncia en 99 por ciento de los casos, según el Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia de la CDMX en 2023. Del pequeño porcentaje de víctimas que sí conocemos, en México se reportaron 3,896 víctimas de trata entre 2017 y 2021. De ellas, el 75% son mujeres y el 68 por ciento fueron explotadas sexualmente, de acuerdo con datos de la CNDH en 2021.

Lamentablemente, la historia de Karla no pasó de forma aislada. Ocurrió en un contexto generalizado de violencia contra las mujeres. Según la ONU, a nivel global, 736 millones de mujeres, es decir 1 de cada 3, han sido víctimas de violencia física o sexual al menos una vez en su vida. En México, el panorama es igualmente desolador: el 70.1 por ciento de las mujeres ha enfrentado alguna forma de violencia en su vida, incluyendo agresiones psicológicas, económicas, patrimoniales, físicas o sexuales (ENDIREH). Además, en la última década, se han registrado 7,246 feminicidios en el país. Sin embargo, la justicia sigue siendo esquiva, con un 76 por ciento de estos casos quedando impunes y menos del 25 por ciento alcanzando una sentencia condenatoria (MCCI).

A pesar de que México cuenta con leyes específicas contra la trata de personas desde 2012 y para el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia desde 2007, la experiencia de Karla, marcada por el miedo y la violencia, refleja una realidad donde la legislación y la actuación de las autoridades resultan lamentablemente ineficaces. Con una impunidad alarmante y una violencia constante contra las mujeres, queda claro que la ley no está sirviendo a quienes más la necesitan: las víctimas.

Estando próximos al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25N), la experiencia de Karla arroja luz sobre una preocupante realidad en México: las mujeres sobrevivientes de delitos en razón de género enfrentan un temor paralizante, no solo hacia sus agresores, sino también hacia un sistema legal, de procuración y de impartición de justicia que a menudo les falla. Este 25 de noviembre, dejemos que la historia de Karla y otras como ella nos impulse a reconocer y actuar: la violencia de género en México es una epidemia que requiere una solución sistémica, donde la justicia y la protección sean una realidad para todas las mujeres.

La brecha entre la legislación y la realidad es evidente. En un país donde miles de mujeres más han tenido que enfrentarse a un sistema que falla en protegerlas, debemos reconocer la resiliencia de Karla, amplificar su voz y acompañar su activismo. La lucha contra la trata de personas y la violencia de género no pueden verse como una batalla individual que corresponde sólo a las sobrevivientes. Se requiere del compromiso de toda la sociedad para construir una realidad más libre, justa y segura para todas las mujeres.

José Luis Nassar Peters, Abogado Penalista

@gueronassar

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