No es la única ocasión que ha estado en prisión, la primera vez que Gabriel ingresó fue por robo a casa habitación: “Me pusieron un cuatro”, dice. “Aún así, cumplí mi sentencia y me dejaron en libertad. La segunda vez me pararon por ratero y malviviente y me llevaron a la fiscalía, dónde me tuvieron secuestrado 12 horas en las que me golpearon y torturaron”.

Gabriel tiene 23 años y purga una sentencia de dos años y 10 meses por robo; piensa que “si no te equivocas, no aprendes, y yo cometí muchos errores a lo largo de mi vida, pero estoy dispuesto a enmendarlo todo”. afirma.

Relata que tuvo una infancia complicada porque su papá se fue a Estados Unidos y los dejó solos cuando tenía cinco años: “Mi mamá cuenta que mi papá era muy mujeriego, que manejaba la plaza en Nayarit y pasaba droga a Estados Unidos. Un día trataron de matarlo y nos balacearon cuando íbamos en su camioneta, pero como era blindada, no pasó nada. También por eso mi papá se fue a Estados Unidos.

“Mi padrastro nos hizo muchas malas jugadas, amenazaba con que nos iba a ahorcar en un árbol yo tenía ocho años, era un niño”.

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