Gabriela Salas Cabrera es ingeniera en Tecnología de la Información, programadora, científica y maestra en ciencia de datos e inteligencia artificial. Actualmente está cursando la licenciatura en Matemáticas y acaba de implementar la lengua indigena náhuatl de la Huasteca oriental en el traductor de Google. Para Gabriela Salas Cabrera este es el inicio de muchas acciones a favor de su comunidad: Chapulhuacán, Hidalgo.
“Un día mi mamá me preguntó: ‘¿nuestras raíces se pueden conservar con la tecnología?’ No tenía la respuesta en ese entonces, pero se puso de moda el chat GPT y la inteligencia artificial y me surgió la idea. Después empecé a trabajar en mi propio sistema que ayude a preservar y rescatar las lenguas en peligro de extinción”, dice Gabriela Salas en entrevista con EL UNIVERSAL.
Aunque de pequeña quería ser ginecóloga porque su abuela era partera, no contaba con oportunidades para mudarse a la Ciudad de México para estudiar. Tomó otro camino y poco a poco encontró su verdadera pasión: los datos y la programación.
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“Yo hice la preparatoria como técnico en soporte y quería estudiar ingeniería electrónica o ingeniería en hardware, entré a la universidad y vi la carrera de tecnologías y de ahí me fascinó la programación”, recuerda la joven.
Su preparación y talento para la llevaron a ser asistente de investigación para prevenir e implementar acciones contra el Covid-19, lo que causó que se interesara por la ciencia de los datos y las predicciones. Tomó cursos sobre métodos numéricos y se interesó por el análisis relacionado a comunidades indígenas.
Entre tanto, Gabriela ha sido testigo de cómo la enseñanza del idioma inglés ha desplazado a las lenguas indígenas. Por lo que su prioridad es combinar la tecnología, ciencia y cultura para promover las tradiciones y costumbres de los pueblos originarios.
“Tenemos 68 lenguas indígenas que se están perdiendo, sobre todo en el norte de México porque ahí domina el inglés. Al hacer el sistema, consulté a una persona mayor para corroborar, porque yo hablo náhuatl pero no se compara a una persona que habla la lengua de forma pura”, agrega la analista de datos.
Salas Cabrera colaboró con Google, de manera voluntaria, para implementar el náhuatl en el traductor oficial, el cual cuenta con 244 idiomas. De acuerdo con el censo 2020 publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), esta lengua se habla en 15 estados de la república.
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“Participaba mucho en comunidades de programación para tener experiencia. Y hay algo que se llama colaboración con Google, te asignan proyectos o temas para participar y me postulé. No hay suficientes datos de lenguas indígenas, por lo que empecé a trabajar como voluntaria. Y me surgió la idea de mandarle toda la información a Google para implementar el náhuatl”, dice la experta.
Hasta 2020, en todo el país hay 7 millones 364 mil 645 personas de tres años y más hablantes de alguna lengua indígena: las más frecuentes son náhuatl, con un 22.4%, maya con el 10.5 % y el tzeltal con 8%.
“Recuerdo que guardé un dataset de cuántas personas hablan nuestras lenguas y tomé un curso del centro de investigación de Hidalgo para conocer más sobre la lengua como un instrumento de inducción. Me explicaron cómo era la estructura del español, también abordamos las lenguas indígenas y me di cuenta de que se están perdiendo”, lamentó Salas Cabrera.
Su amor por la tecnología y su comunidad, la han llevado a ser líder en grupos multidisciplinarios, dar talleres, clases y conferencias acerca de su trabajo. Además, es afiliada de la Red de Mujeres en TIC y próximamente impartirá un curso gratuito de robótica y programación para todas las edades.
Una mujer indígena brillante
Gabriela se caracteriza por ser una mujer autodidacta, le encanta estudiar y emprender acciones para ayudar a grupos vulnerables. Quiere impulsar a niñas que deseen desempeñarse en matemáticas, ciencia y tecnología; prevenir el suicidio y la depresión en su comunidad y eliminar los matrimonios forzados que aún persisten en Hidalgo.
“Soy mentora para impulsar a las niñas indígenas que sigan estudiando estas carreras. También hago análisis para prevenir los casos de suicidio, porque desgraciadamente las cifras son muy elevadas y si nadie quiere ver esta situación, yo tengo que dar una solución porque ocurre en mi municipio”, agrega la especialista de 28 años.
Entre los pasatiempos de Gabriela se encuentran: donar sangre, dar clases particulares de programación, leer, actualizarse y compartir sus conocimientos a niñas; pues su más grande sueño es que no abandonen sus estudios por falta de oportunidades. Pues, desde temprana edad, ella tuvo que ser vendedora de pan para costear sus estudios.
El proyecto actual Gabriela lleva un 80% de avance y espera que pueda lanzarse pronto. Desde que se dio a conocer el voluntariado que hizo con Google, ha recibido comentarios de personas de todo México que la alientan a implementar las 68 lenguas indígenas en este nuevo programa.