De rodillas, caminando, en bicicleta, con amigos o familiares, algunos cargando nichos o cuadros de la , así han llegado más de 2 millones 229 mil feligreses hasta el cerro del Tepeyac para festejar a su “patrona”.

El templo mariano está listo para recibir hasta a 10 millones de católicos que esperan entonar las mañanitas en punto de la medianoche.

Desde San Lucas, Puebla, María carga una cruz que pesa más de 20 kilos, en el atrio de la Basílica de Guadalupe se detiene para agradecer que la peregrinación con la que viene llegó bien.

Pasos adelante, su esposo de rodillas y su hijo quien le ayuda a cargar unas sandalias, se aproximan a la entrada del templo, no tienen nada que pedir, solo agradecer por un año más de vida.

“Hace tres años que venimos en familia, él de rodillas, nosotros caminando, nunca es con la intención de pedir algo, más bien para dar gracias, porque a pesar de todo aquí estamos, tenemos salud, un techo y qué comer”, dice ella.

José apenas susurra:

“Venimos con fe, en mi caso a pagar mandas, porque la me ayudó a encontrar trabajo y porque hace dos años mi hijo se enfermó y, gracias a ella está aquí, con nosotros”, dice sin poder ocultar el dolor que le provoca el contacto de sus rodillas con el piso caliente.

A unos metros de la entrada principal del santuario, Martín Gaspar y su sobrino Jorge se sientan a descansar. Luego de cuatro días de andar a pie, desde el centro de Puebla, se libera de los 30 kilos que pesa un cuadro con la imagen de la Virgen de Guadalupe y que cargó en su espalda todo el trayecto.

“Tenía 15 años cuando vine por primera vez, ya pasaron nueve y cada vez vengo con más fe, vengo a agradecer por todo lo bueno y por lo malo también, porque siempre nos deja enseñanzas”.

En enero pasado, Martín perdió su trabajo en el Servicio de Atención Tributaria (SAT), pasó cuatro meses sin encontrar empleo hasta que decidió invertir en una recaudaría.

“La vida da vueltas, por mala suerte me quedé sin trabajo, aunque le busque, no tuve suerte y mejor invertí en un negocio, compré frutas y verduras y empecé a vender, ahora tengo una pequeña recaudaría. Trabajo siempre va a haber para el que sabe trabajar, por eso vengo a dar gracias”, cuenta.

De igual forma Rodolfo Hernández Ayala, de rodillas y acompañado de su madre y una amiga entró a la por sexto año consecutivo para pedirle a la virgen mejores oportunidades de empleo y acceso a la salud.

"La virgen nos a acompañado en momentos muy difíciles, simplemente los desempleos o cuando nos enfermamos ella siempre está con nosotros", relata Rodolfo.

A pesar de que el joven tiene una carrera técnica en Enfermería General, no ha podido conseguir trabajo en ningún hospital.

"Lamentablemente no me dan trabajo porque se han tardado en entregarme mi cedula profesional, además de que por la situación del país se nos complica mucho", reprocha Rodolfo, al mismo tiempo que reclama que otros de sus familiares han atravesado por la misma situación del desempleo.

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