Bruselas.— El acuerdo sobre el régimen comercial entre la Unión Europea (UE) e Irlanda del Norte representa el eslabón faltante para poner punto final al tortuoso proceso del Brexit iniciado en 2016 cuando la mayoría de los británicos dijo sí a la separación.
Lee también: Choque de trenes en Grecia causa críticas al transporte
El denominado Acuerdo Marco de Windsor permitirá además pasar página a la era de insultos y desplantes, para comenzar a remendar los históricos lazos entre Londres y Bruselas. Esa es la conclusión a la que llegan analistas consultados por EL UNIVERSAL sobre el arreglo alcanzado el 27 de febrero por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el premier británico Rishi Sunak, respecto al protocolo ideado para evitar una frontera física entre las dos Irlandas.
El pacto debe ser refrendado por el Parlamento británico. “El deal que se viene negociando desde la activación del artículo 50 [con el que se notifica la intención de un Estado miembro de retirarse de la UE] finalmente, con el acuerdo de Windsor, se puede considerar que está hecho del todo”, afirma Camino Mortera, jefa de la Oficina en Bruselas del think tank Centre for European Reform.
“Es muy positivo el haber llegado a un acuerdo y que el primer ministro haya invertido capital político para lograrlo. Si el acuerdo es aceptado por el Reino Unido, finalmente podremos comenzar a construir una asociación más amplia, que es esencial en un mundo donde las democracias liberales necesitan trabajar juntas”, asegura Fabian Zuleeg, director ejecutivo y economista jefe del European Policy Centre.
El Reino Unido abandonó en definitiva el bloque el 31 de enero de 2020, pero quedó pendiente la situación en Irlanda del Norte, el único territorio británico que comparte frontera terrestre con el mercado único europeo. La solución más práctica hubiera sido la instauración de una frontera física, como existente entre la UE y los países terceros, pero esta fórmula habría sepultado el pacto que puso fin a 30 años de violencia entre los nacionalistas, de origen católico y opositores a la ocupación británica del territorio irlandés, y los unionistas, protestantes y fieles a la corona. Durante los años de oscuridad, 3 mil 600 personas murieron, la mitad de ellas civiles, y miles más resultaron heridos.
De manera que toda solución debía tener como punto neurálgico el principio de la no frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, es decir, no controles físicos ni infraestructura divisora. La fórmula provisional fue extender la frontera al mar, entre Irlanda del Norte y el resto de Gran Bretaña; pero unionistas y conservadores mostraron inconformidad, porque aplicar controles aduanales ahí suponía una separación definitiva entre Belfast y Londres. Con el tratado de Windsor, Von der Leyen y Sunak sostienen que se preserva el equilibrio entre el acuerdo de paz de Viernes Santo y la identidad de todos los habitantes en Irlanda del Norte.
Para no revivir los fantasmas del pasado la frontera aduanera permanecerá en el mar que separa a la isla de Irlanda de Gran Bretaña, como se ideó desde el acuerdo inicial de salida, sólo que ahora se reducirán los controles aduanales. Habrá dos carriles de comercio entre las islas: uno verde para los productos que procedan del Reino Unido y que no estén en riesgo de que sigan circulando hasta la UE, y otro rojo, en el que se aplicarán las inspecciones y controles necesarios para las mercancías que irán a parar al mercado europeo. “El acuerdo finalmente resolverá la implementación del Protocolo de Irlanda del Norte, salvaguardando el mercado único mientras intenta tranquilizar a los escépticos en el Reino Unido”, dice Zuleeg.
Karel Lannoo, director Ejecutivo del Centre for European Policy Studies, ve en el pacto una solución a temas comerciales sensibles, así como al diferendo sobre el control de la circulación de mercancías. También es la alternativa para retirar la amenaza que suponía el que el gobierno británico intentara tramitar una legislación para desactivar unilateralmente partes del protocolo irlandés del acuerdo del Brexit.
Lee también: Meloni exige a Bruselas acción común antimigración
“Básicamente encontraron un acuerdo sobre el comercio de productos agrícolas y de bienes médicos, para una mejor vigilancia, y para que el Reino Unido retire el proyecto de ley del Parlamento”. Mortera considera que en lo anunciado por Von der Leyen y Sunak hay más política de comunicación que contenido.
“Muchas de las cosas que parecen una victoria [para los británicos], ya estaban en el acuerdo anterior, simplemente se han puesto de relieve para que parezca que esto es una concesión por parte de la Unión Europea”.
Dice que lo anunciado preserva la esencia del acuerdo de retirada, es decir, no genera una ruptura del mercado interno europeo debido a que Irlanda del Norte seguirá sujeta a una serie limitada de normas de la UE, ni elimina las responsabilidades del Reino Unido ante el Tribunal de Justicia Europeo. “Lo que sí hay es un desarrollo muy positivo. La relación había sido muy tóxica, ahora muestran muy claramente que se puede negociar con un gobierno más racional y menos populista. Todo indica que la UE le ha perdido el miedo a esa falta de interlocutor.
“Aunque hay que ser cautelosos, la política británica luego sorprende, esperemos que no caiga el gobierno, también eso puede pasar”, de acuerdo con la analista.
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión y muchas opciones más.