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Ciudad de Guatemala.- Una migrante indígena guatemalteca que fue torturada y encarcelada injustamente en México por siete años, acusada de secuestro, regresó este domingo al país tras su liberación la que abogó el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador .
"Yo soy inmigrante, yo no soy secuestradora", dijo Juana Alonzo , de 35 años, al salir del aeropuerto de la capital donde fue recibida por familiares y amigos que viajaron más de 10 horas por carretera desde el poblado maya-chuj de San Mateo Ixtatán, noroeste de Guatemala y cerca de la frontera con México.
"Yo injustamente estuve ocho años en la cárcel, pero gracias a Dios estoy viva", agregó "Juanita", como se le conoce cariñosamente, y que estuvo desde 2014 encarcelada en la ciudad de Reynosa, en el estado mexicano de Tamaulipas (norte). Alonzo no soportó tanta emoción y se desmayó en los brazos de su padre y sus tías.
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La orden para la liberación de Alonzo fue firmada el sábado por Irving Barrios , jefe de la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas. La orden ocurrió después de que López Obrador abogara por la migrante guatemalteca.
"Están todas las pruebas de que fue torturada y de que lleva años presa. Incluso las autoridades de Tamaulipas ya aceptaron liberarla. Ojalá que lo hagan (...) porque aceptaron que era una injusticia", dijo el jueves el presidente mexicano.
Alonzo migró en 2014 a Estados Unidos con intención de llegar a trabajar.
Según un reporte de la ONU en México, ese año un "coyote", como se les conoce a los traficantes de migrantes, la capturó en Reynosa con otra mujer y fue llevada a una casa donde fueron obligadas a trabajar.
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Dos migrantes que estaban en la casa lograron contactar a las autoridades y Alonzo fue acusada de secuestro, aunque sin entender el señalamiento pues en ese momento solo hablaba su idioma maya.
"Fue posteriormente detenida por la policía y reubicada a una estación de la policía local en Reynosa. Durante su interrogatorio, (...) nuevamente enfrentó la barrera del lenguaje y no pudo contestar a las preguntas que le fueron planteadas", indicó el reporte.
"Ella adujo que, en venganza, los oficiales la golpearon y la amenazaron apuntándola con armas de fuego. Eventualmente cedió y firmó una declaración auto-incriminatoria", agregó el texto de la ONU .
Alonzo aprovechó su llegada para abogar por sus compañeras de prisión, donde dijo que muchas están en la misma situación de inocencia que ella.
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"No somos piedra, no somos plásticos; nos vamos quedar allí sin ver a la familia. Qué tristeza", manifestó.
La mujer indicó que no podía creer cuando le dijeron que por fin podía salir de la cárcel.
“Lo que queremos es justicia”, dijo su tío Pedro Alonzo al ser consultado.
El canciller guatemalteco, Mario Búcaro , quien acompañó el retorno de Alonzo, señaló que darán seguimiento al caso por el que se abrió una investigación.
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Cada año, miles de guatemaltecos emprenden el peligroso viaje a Estados Unidos sin papeles huyendo de la pobreza y la violencia. El año pasado, el país norteamericano deportó vía aérea a 17 mil 806 guatemaltecos, mientras que en 2020 fueron 21 mil 57 expulsiones.
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aosr/acmr