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Washington.— Los reguladores de Estados Unidos autorizaron ayer la vuelta a los cielos del Boeing 737 MAX, casi dos años después de su inmovilización debido a dos accidentes que dejaron 346 muertos en cinco meses, pero la empresa y las aerolíneas tienen un grato reto: convencer a los pasajeros reacios a subirse a este modelo de avión.
“No quiero ser un conejillo de indias, probablemente esperaré dos o tres años antes de volar un MAX”, declaró Gabriel Contassot, un entusiasta de la aviación que siempre se fija qué aparato ofrece la compañía elegida antes de comprar un pasaje. “La idea de volar en un avión cuyo software simplemente fue corregido me asusta”, añadió. No tiene mucha confianza en Boeing ni en la Agencia Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos.
“Muchos clientes dudarán al principio en viajar en un 737 MAX”, dijo Henry Harteveldt, especialista en la industria de viajes.
Las grandes aerolíneas estadounidenses aseguraron que informarán a los clientes en qué modelo de avión viajarán.
American Airlines, que tiene previsto reincorporar al 737 MAX en su grilla a fines de diciembre si la FAA lo permite, quiere restaurar la confianza organizando vuelos para los miembros de la tripulación y brindar a las empresas y agencias de viaje que habitualmente trabajan con ella visitas al aparato y charlas con sus expertos. Boeing ofrece en su sitio web un video que explica los cambios en el sistema MCAS, el software de vuelo involucrado en los dos accidentes.
Sin embargo, tanto el fabricante como las aerolíneas esperan las decisiones de los reguladores para develar su estrategia de comunicación. El momento tampoco es propicio para una campaña importante sobre seguridad aérea, en momentos en que se produce una segunda ola de contagios de Covid-19 tanto en Europa como en Estados Unidos.
Cualquier operación de promoción asimismo es delicada debido a que puede revivir la memoria de los accidentes de Lion Air y Ethiopian Airlines y las 346 vidas perdidas.
Sin emgargo, los analistas esperan que con el tiempo los temores se desvanezcan.
“Recuerden al DC-10, que sufrió varios accidentes trágicos en la década de 1970”, dijo el analista Henry Harteveldt. “McDonnell Douglas, fabricante del avión, hizo muchos cambios (...) y el DC-10 finalmente voló durante 45 años sin problemas (...) Cuando se retiró del servicio, la gente lloraba”.