El presidente ruso, Vladimir Putin, accedió a que los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) visiten la planta nuclear ucraniana de Zaporiyia, que fue tomada por las fuerzas rusas en marzo, poco después del inicio de la invasión a Ucrania.
En una conversación telefónica con el presidente francés, Emmanuel Macron, ambos mandatarios acordaron solicitar la visita de los expertos de la agencia atómica de Naciones Unidas.
La decisión fue anunciada dos semanas después de que el director del OIEA, Rafael Grossi, advirtiera que la instalación está "completamente fuera de control".
"Hay una necesidad urgente de bajar la tensión entre las dos partes", dijo Grossi sobre el anuncio en un comunicado.
El OIEA indicó que el propio Grossi dirigirá la misión y se encuentra "en consultas activas con todas las partes".
No se han ofrecido detalles de cuándo se produciría la visita.
Preocupacion por la planta
Los inspectores del OIEA no han podido visitar la central eléctrica desde antes de que comenzara el conflicto hace medio año.
Ucrania y Rusia se han acusado mutuamente de bombardear la planta, la más grande de Europa, y crear el riesgo de un accidente nuclear.
Grossi ha advertido que los combates entre ambas fuerzas han ocurrido peligrosamente cerca de la instalación atómica.
"Estamos viendo suceder una lista de cosas que jamás deberían ocurrir en una planta nuclear", indicó a principios de agosto.
El OIEA ha señalado que dos de los seis reactores de la planta aún están en funcionamiento.
El organismo aseguró que el gobierno ucraniano le informó que otros dos reactores se mantendrían en parada fría, lo cual impide que se produzca un recalentamiento y una reacción en cadena.
Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha señalado que Rusia no debería desconectar la planta de energía de la red ucraniana, luego de que la agencia nuclear de ese país informara que Moscú se prepara para hacerlo.
Guterres advirtió el jueves que cualquier daño a la central "sería un suicidio".
Funcionarios ucranianos han afirmado que los rusos usan los terrenos de la planta, localizada sobre el río Dnipro, en el sur de Ucrania, para albergar tropas y guardar material bélico.
Los bombardeos rusos contra edificios de la planta generaron el rechazo internacional cuando Moscú se apoderó de la instalación en marzo.
La planta continúa operando con funcionarios ucranianos que siguen órdenes rusas.
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