Constanza tiene 21 años y cursa el tercer año de Derecho. Isabella, quien prefirió que no se diera su nombre real, tiene 23, y está por titularse de Sicología. No se conocen, pero tienen algo en común: ambas crecieron en Santiago de Chile, han marchado en las últimas semanas en rechazo a la brecha de desigualdad en el país y además han sido testigos de la brutalidad con la que los carabineros y militares han reprimido a los manifestantes.
“Es verdad que todo comenzó con estudiantes que se quejaban por el alza en el costo del boleto del Metro, pero en pocos días el enojo se magnificó y se expandió a toda la población: trabajadores, niños y ancianos; fue cuando el número de gente comenzó a aumentar y la represión policial también lo hizo… Había efectivos en todos lados”, señaló Constanza en entrevista con EL UNIVERSAL.
Una vez declarado el estado de emergencia el pasado 19 de octubre, el pánico comenzó a expandirse entre los capitalinos, puesto que según exponen las jóvenes chilenas, se difundieron audios que hablaban de un probable desabasto de alimentos, escasez de combustible y de una cobertura “a medias” por parte de los medios locales, lo que ha causado gran malestar entre los ciudadanos. “Los medios no muestran la realidad. Enseñan imágenes de un encapuchado tirándole piedras a una carabinero, pero no muestran al carabinero disparándole de regreso”, denunció Constanza.
Isabella contó a este diario que sin importar si hay niños presentes, carabineros y militares tiran gas lacrimógeno y disparan a quemarropa a gente que incluso, sumergida en la desesperación, alza las manos en señal de tregua y grita: “¡Sin violencia!”; un hecho que, explicó, ha causado indignación es que muchos de los militares y carabineros, en lugar de utilizar balas de goma las sustituyen por perdigones o municiones reales. “Hay muchos heridos de bala, personas han perdido el ojo porque un perdigón le llegó en la cara”, comentó la chilena.
Ambas capitalinas refirieron que ha habido “muchas denuncias de tortura” que están siendo revisadas actualmente por la fiscalía, a lo que se suma una serie de muertes que han calificado como dudosas y que también se encuentran en la lupa de dicho organismo. “Quería creer que después del golpe de Estado en el 73, no se iban a ver este tipo de escenas: gente detenida en cuarteles, torturada, agredida con armas de fuego… eso es lo que más me ha dolido, ver cómo en un país que se supone es democrático, le dieron la posibilidad a los militares de hacer prácticamente lo que quisieran con los civiles”, expuso la joven de 23 años.
Bajo las consignas “Renuncia Piñera”, en alusión al presidente Sebastián Piñera; “Renuncia Chadwick”, refiriéndose al primo del presidente y actual ministro de Interior, y “Chile ya despertó”, los ciudadanos se reúnen en distintos puntos, pero Plaza Italia es “el campo de batalla principal”, puesto que es ahí donde se concentra la mayor parte de efectivos policiales y, por tanto, donde se generan las riñas. La mayor parte de los manifestantes, afirmaron, protestan de forma pacífica.
Con la idea de poner fin al descontento generalizado y a la parálisis que han supuesto las protestas tanto para la capital como para otras regiones como Viña del Mar, Concepción y Valdivia, Piñera anunció hace unos días una serie de medidas que cobijó bajo el nombre de Nueva Agenda Social.
Sin embargo, los chilenos la tildaron de “inconsistente” y de “medidas parche”, al considerar que no contemplan acciones tangibles como la reanudación de procesos de legislación en temas pendientes, o proyectos de ley encaminados a generar un cambio estructural que deje de beneficiar a los más ricos y dignifique a la mayoría.
Del mismo modo, el gobierno ha evitado responder por las represiones y, según las capitalinas, las muertes que han asumido es porque el Instituto Nacional de Derechos Humanos ha salido a dar nota de ello. “Escuchar al presidente decir que ‘somos un oasis’ porque tenemos un crecimiento sostenido mientras que toda Latinoamérica está en crisis da rabia, porque eso es mentira. El ciudadano de a pie no lo siente. Queremos sentir que si el país crece, estamos creciendo todos”, objetó Constanza.
El reclamo que comenzó en Santiago con el aumento de 30 pesos al boleto de Metro se convirtió, detallaron, en un movimiento en el que chilenos de todos los estratos sociales, géneros, edades y regiones se han unido para levantar la voz por una calidad de vida congruente y justa. “Lo que nos une no son 30 pesos, son 30 años. Aquí en Chile hay mucha rivalidad entre equipos de futbol y es impresionante cómo hoy ves a diferentes personas, cada una con la playera de su equipo, agarrando la bandera chilena diciendo ‘Chile despertó’. Ahí es cuando te das cuenta de que en verdad todo el pueblo estaba unido. Todo el pueblo está pidiendo un cambio”, explicó Isabella emocionada.
No hay fecha escrita para que la gente regrese a sus casas. “El presidente quiere que esto pare. Quiere volver a la normalidad. El problema es que la normalidad ya no es suficiente (…) si estamos haciendo todo esto no es para que todo regrese a lo mismo, es para que cambie”, afirmó Isabella.
Constanza expuso que si bien la lucha es en esencia por derribar la desigualdad que permea en la sociedad chilena, “esto también va por la rabia que da presenciar la violación a los derechos humanos por parte del gobierno que hemos visto y que se ha constatado. El miedo se ha agotado”, replicó Constanza.