San José.— La ecuatoriana Yanera Constante Velasco está convencida de que luego de la desaparición de su hija, Giovanna Paulina Pérez Constante, desde el 4 de diciembre de 2010, se confabularon la corrupción, la inoperancia y la pudrición judicial en Ecuador y que, después de más de 11 años, cinco meses y 12 días de no saber nada de su hija, “estamos en esta lucha… sin Giovanna, sin verdad y sin justicia”.
“La desaparición de mi hija ha sido un dolor indescriptible. Es algo que no tiene nombre. Es un sentimiento de rabia, de impotencia, de ver que no hay justicia para la gente del pueblo y que sólo hay justicia para la gente de plata, la de cuello blanco”, denunció Constante, de 54 años e ingeniera en Contabilidad, en una entrevista a EL UNIVERSAL.
“Cuando se desaparecen personas importantes en Ecuador, porque son hermanas de un famoso jugador de futbol o son de la alta alcurnia, ahí sí se mueve todo el aparataje estatal y las encuentran en un par de horas”, reafirmó.
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“Pero cuando es así con la gente del pueblo, no pasa nada. Una justicia podrida y corrupta es lo que hay aquí en Ecuador. Sólo al que tiene plata, poder e influencias… a ese se le puede hacer justicia. Mientras que a las otras personas, no. Ahí están más de 11 años y medio que estamos en esta lucha… sin Giovanna, sin verdad y sin justicia”, contrastó.
El caso de Giovanna es uno de los emblemáticos de la desaparición de mujeres y hombres en Ecuador, un fenómeno que agudizó los feminicidios en América Latina y el Caribe en el siglo XXI con nuevas y numerosas víctimas cada día.
“Es un dilema familiar: en Ecuador hay más de 4 mil desaparecidos [de ambos sexos], pero el Estado trata de ocultar estas cifras y de hacerse ciego, sordo y mudo ante este problema tan grave”, acusó.
Día fatal
Yanera relató que, el 3 de diciembre de 2010, su hija, entonces de 19 años y estudiante del tercer semestre de la Facultad de Administración de Empresas en la (estatal) Universidad Técnica de Ambato, asistió a una reunión de amigos en la ciudad de Ambato, capital de la central provincia (estado) de Tungurahua.
En ese encuentro de amistades, Giovanna conoció al ecuatoriano Andrés Fernando López Lizano. “El 4 de diciembre me pidió permiso para salir con ese chico. López la estuvo llamando y enviándole mensajes todo ese día. Mi hija me pidió permiso ese día para salir con él y hasta el día de hoy mi hija no aparece”, narró.
Al evocar los primeros instantes de la desaparición de Giovanna, relató que “en la familia nos movilizamos y la buscamos enseguida. Pusimos la denuncia, pero en ese entonces nos dijeron que teníamos que esperar a que pasaran 48 horas. Pegamos afiches con su fotografía que distribuimos en Ecuador”.
Las investigaciones familiares confirmaron que, vía teléfono celular, López llamó repetidamente a Giovanna aquel 4 de diciembre y le envió mensajes.
“Le dimos los datos de él a la Fiscalía General de Ecuador, que lo citó a declarar en dos ocasiones, pero él no fue. Luego de ocho días de que Giovanna desapareció, y López no fue a declarar en las dos ocasiones, se le dio por desaparecido a él también. Existen muchas evidencias, pruebas y testimonios que apuntan a él como principal y presunto sospechoso de la desaparición de mi hija”, aseguró Yanera.
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Sin embargo, la familia de Giovanna se topó con un obstáculo, ya que, como recalcó la madre, “hemos luchado a nivel nacional e internacional exigiendo verdad y justicia, pero lamentablemente la justicia está podrida y corrupta en Ecuador”.
Yanera denunció que, durante más de ocho años, los fiscales ecuatorianos filtraron a un abogado de la familia de López una gran cantidad de información judicial sobre las diligencias, testigos, pericias y actividades de los parientes de Giovanna por tratar de encontrarla.
“Los fiscales informaban a la otra parte. Se les inició un sumario disciplinario a estos malos operadores de justicia. El caso fue archivado, aunque se tuvieron todas las pruebas en contra de 21 malos operadores de justicia para que fueran sancionados y destituidos inclusive”, puntualizó la madre.
Yanera describió un calvario en la batalla por encontrar a Giovanna. “Esa es la lucha que nos ha tocado emprender, aparte de la inoperancia de la fiscalía por la corrupción en los operadores de justicia. Aquí [en Ecuador] todo es un amarre de corrupción y de poder. Como no tengo dinero para comprar ni sobornar a nadie, no puedo hacer nada. La familia de López ya ni está en Ecuador. No se perdieron: huyeron”, insistió.
Con otra hija, de 21, Yanera expuso dos hipótesis sobre lo ocurrido a Giovanna.
“Una es que le hicieron daño y la mataron. La otra es que me tienen a mi hija en la trata de personas. No hay más hipótesis que se puedan plantear en esta desaparición. Lo único que esperamos es que mi hija esté viva, en cualquiera de las condiciones, pero que esté viva”.
Por eso, esta ecuatoriana que tenía 42 años cuando su hija desapareció, se ató desde el 4 de diciembre de 2010 a una realidad: “La esperanza no la pierdo, hasta encontrar a Giovanna viva o muerta y castigar a los culpables, encubridores y cómplices de la desaparición de mi hija”.
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