Miami.— Como cada 12 de diciembre, miles de fieles se reúnen para rendir homenaje a la Virgen de Guadalupe con danzas, música y oraciones en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en Los Ángeles, California; sin embargo, este 2024 las familias llevan en sus corazones una petición muy especial: que la Virgen Morena interceda por un cambio en el corazón del ganador de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, , y evite que cumpla su promesa de deportación masiva.

“Tenemos mucho miedo, tengamos papeles o no, porque si no tienes vas a tener que esconderte mientras consigues orientación y apoyo legal”, dice a Narciso Torres, migrante oaxaqueño que llegó a rendir homenaje a la Virgen. Y aquellos con su situación legalizada pueden verse obligados a salir del país para evitar la separación familiar, o terminar presos, señalados como cómplices de “ocultar a indocumentados”.

A pesar de la angustia, Torres no quiso dejar sola a la Morenita en su día. “No perdemos la fe, al contrario, la fe nos fortalece; algo va a suceder que va a detener a Trump, estoy seguro, y por eso estoy aquí con mi familia, para ver a la Virgencita”.

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Celebraciones a la Guadalupana en Los Ángeles; esta ciudad, Chicago, Nueva York, Houston y Miami son consideradas puntos focales de los planes de deportación del futuro gobierno de Donald Trump. Fotos: Arquidiócesis de los Ángeles
Celebraciones a la Guadalupana en Los Ángeles; esta ciudad, Chicago, Nueva York, Houston y Miami son consideradas puntos focales de los planes de deportación del futuro gobierno de Donald Trump. Fotos: Arquidiócesis de los Ángeles

Chicago, Los Ángeles, Nueva York, Houston y Miami son considerados puntos focales de los planes de deportación del futuro gobierno de Trump. La situación está generando gran preocupación entre las comunidades de inmigrantes previo a la llegada de Trump a la Casa Blanca y muchos han comenzado a buscar asesoría legal y apoyo comunitario para prepararse ante posibles redadas. “Ayúdate que yo te ayudaré”, dice la palabra, recuerda Narciso.

Entre los peregrinos hay hombres, mujeres y niños, muchos de ellos indocumentados que viven con el temor constante de ser deportados. Desde el altar de la Basílica, el sacerdote, reconocido por su labor con las comunidades inmigrantes, reflexiona sobre el poder de la fe en tiempos de adversidad. “La Virgen de Guadalupe siempre nos ha acompañado en las luchas más difíciles. Hoy, muchos de ustedes vienen a pedir no sólo por ustedes mismos, sino también por un cambio en aquellos que toman decisiones que afectan sus vidas. Ese acto de fe y amor es un ejemplo de la esperanza que nuestra Madre nos inspira”, dice el sacerdote.

Mercedes, una madre guatemalteca que llegó a Estados Unidos hace cinco años huyendo de la violencia de su país, coincide con Narciso. “Tengo mucha fe, hoy le pedí a la Virgencita que ilumine el corazón de Donald Trump. Que entienda que no somos criminales, que sólo queremos trabajar y darles un futuro a nuestros hijos. Estoy aterrada de que me separen de mis niños”, confiesa entre lágrimas a este diario.

Cerca de Mercedes don Luis, un campesino de origen zacatecano que lleva más de una década en Estados Unidos, señala que “le pedí a la Virgen que haga que ese hombre [Trump] nos vea como personas. Nosotros no venimos a quitarle nada a nadie. Sólo queremos vivir con dignidad. No quiero regresar a México y dejar aquí a mis nietos que son de acá; no me sentiría seguro en Zacatecas”.

En la Basílica, EL UNIVERSAL también habla con Teresa, una madre salvadoreña que carga a su bebé y comparte su plegaria. “Le pedí a la Virgen de Guadalupe que nos proteja a todos los indocumentados, que nos ayude a encontrar una manera de quedarnos con nuestras familias. Y también le pedí por Trump, que su corazón se ablande y nos vea como seres humanos”.

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Ramón, un joven de 18 años nacido en EU pero hijo de padres indocumentados, expresa su frustración. “Le pedí a la Virgen que proteja a mis padres. No se por qué alguien puede pensar que deportar a mi mamá y mi papá es algo justo. Ellos han trabajado demasiado para que yo tenga un futuro en este país, que también es mi país”, dice con la voz quebrada.

Los fieles tienen algo en común. Todos están a la espera de “un milagro”. Pero activistas subrayan que más bien, hay que entrar en acción. “El mensaje que las familias están enviando hoy desde la Basílica de Guadalupe es muy poderoso. Están pidiendo por compasión y humanidad en un momento en que sus derechos están siendo amenazados. Nosotros continuaremos luchando para que estas familias no sean separadas y para que se respeten sus contribuciones a este país”, afirma Karla Méndez, de Familias Unidas.

El sacerdote concluye la misa con un llamado a la unidad. “Nuestra fuerza está en nuestra fe y en nuestra comunidad. Sigamos confiando en que la Virgen de Guadalupe nos guiará y nos protegerá. También recordemos que debemos ser solidarios y organizarnos para enfrentar juntos los retos que se avecinan y que lograremos vencer”.

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