Vientos huracanados en un clima seco y caliente: una combinación perfecta para potenciar los incendios forestales que azotan California, que ayer estaban lejos de ser controlados.

El fuego destruyó decenas de casas rodantes en una comunidad de jubilados al norte de San Diego y consumió más de mil hectáreas. Los bomberos pronosticaron “condiciones extremas” para la jornada, con unos vientos de Santa Ana equivalente a un huracán categoría 1 en escala Saffir-Simpson. El mayor incendio de esta temporada es Thomas, en el vecino condado de Ventura, que arrasó con casi 40 mil hectáreas y está contenido en 5%, según CalFire, que lo combate con 2 mil 500 personas, apoyados por 12 helicópteros y 471 camiones.

Un cuerpo sin vida fue encontrado en el área del desastre, dijo a la AFP un adjunto a la oficina del sheriff de Ventura, Tim Lohman, que indicó que el hasta ahora único fallecido reportado el lunes estaba incorrecto. Al menos 150 de 15 mil estructuras amenazadas fueron destruidas por las llamas. Unas 200 mil personas se han visto obligadas a desalojar las zonas afectadas por en total cuatro incendios. Escuelas y universidades cerraron sus puertas.

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